jueves, 10 de junio de 2010

Directed by 4: EL TESORO DEL CALIBÁN (Alvaro Casalino) - Perú



Título: El tesoro de Calibán

Director: Alvaro Casalino

Género: Fantasía/Animación/Aventura/Ciencia-Ficción/Familiar

Elenco: Voces de:
George Strogoff (Edward Asner)
Jules (Ryan Ochoa)
Mary (Georgie Henley)
Katalaveno (Javier Bardem)
Dumas (Viggo Mortesen)
Helena (Paz Vega)
Ralph Crummles (Steve Zahn)
Rodrigo (Carlos Alazraqui)

Música:
Joe Hisaishi- The Courageous Cavalry:
Javier Navarrete-Hostages:
Javier Navarrete- the Escape:
Bob & Barne-The Devil´s Waltz:
I don´t think Now is the best time- Hans Zimmer:
Hans Zimmer-One Day:
Javier Navarrete- To the Castle


Sinopsis:
El anciano George Strogoff y sus dos nietos se involucran sin querer con Dumas, un temido pirata del aire, el cual busca venganza en contra del cruel virrey Katalaveno, para lo cual planea robar el legendario tesoro del mago Calibán, en una misteriosa isla flotante.

Argumento:
Una vieja fábula narra la historia de un mago, terrible y cruel, conocido como Calibán, que instauró un reino de crueldad y barbarie en la isla flotante conocida como Sycorax…Según los mitos, nadie podía hacerle frente, sino que todos sus enemigos caían rendidos ante sus terribles hechizos, porque este mago había hecho un pacto con el diablo, a fin de conseguir la Inmortalidad.
Algunos cuentos afirman que se alimentaba de la sangre de sus enemigos y que ordenaba entre sus soldados la práctica del canibalismo.
El rey del Imperio Luminos (En esta película es una nación cristiana semejante a Inglaterra) indignado por la masacre tanto de nativos paganos, como de cristianos, reunió un enorme ejército de soldados y generales, para desterrar a tan terrible demonio de sus colonias (Las islas flotantes)


Pero cuando el ejército llegó, se dio con la sorpresa de que todos, absolutamente todos los habitantes de la isla habían desaparecido misteriosamente, dejando atrás la ciudad gobernada por el mago y sus tesoros.
Algunos hombres codiciosos que integraban la misión intentaron adueñarse de algunos de los tesoros de los nativos, pero murieron en circunstancias misteriosas…Y los tesoros desaparecieron de la misma forma extraña, si bien dejaron terribles designios tras de sí, como marcas de fuego y de sangre.
Con el tiempo, terribles leyendas comenzaron a tejerse alrededor de las islas flotantes…Algunos decían que muchos de los fabulosos tesoros de la isla aún siguen allí, esperando ser robados. Pero también se dijo que estos tesoros eran custodiados por terribles demonios, cuya maldición podía provocar la muerte de quien se atreviera a robarlos.
Cuentos de miedo e ignorancia comenzaron a rodear las islas. Aunque también se ha dado el caso de numerosos aventureros que fueron en busca del tesoro del maligno mago…Pero nunca más fueron vistos (Hay una toma a la isla: Entre los árboles hay numerosos cráneos, y cerca de estos aparecen las siluetas de seres semejantes a lobos, con cuatro ojos rojos brillantes, haciendo ruidos amenazantes. Fundido en negro.
En una gigantesca ciudad, semejante a la Venecia del siglo XV, celebra el carnaval, en medio de una alegre música festiva. Naves con el emblema del Imperio Umbra(Una serpiente negra) sobrevuelan la ciudad, la cual muestra toda clase de colores y formas para las festividades.
-¡Apúrate, abuelo!- dicen unos niños que suben una larguísima escalinata a toda velocidad, deteniéndose a ratos para comprobar que el anciano los está siguiendo.
George Strogoff suspira y masculla algo sobre la vitalidad de sus nietos, ambos huérfanos de padre y madre. Los niños se dedican a contemplar admirados el magnífico despliegue de luces y color que hay en la ciudad, y cuando el anciano les da el alcance, una lujosa carroza jalada por un tenebroso sirviente aparece ante ellos. Pero la persona que desciende es un hombrecillo con enormes gafas y vestido como el abuelo: Se trata de Ralph Crummles, uno de los cronistas que trabaja para el diario “Emisar”. Siendo un amigo y admirador del escritor George Strogoff, le ha invitado a participar en el carnaval de Umbra,  convencido de que el viaje le ofrecerá suficiente inspiración para escribir su nuevo libro.
-Seguramente- comenta George, encantado con el lugar, pero no con el cochero, cuyo aspecto cruel le inspira una profunda desconfianza. Pronto llegan al palacio del Virrey Katalaveno, gobernante de Umbra y también la cabeza principal de la Inquisición, una terrible organización  cuyas crueldades  fueron denunciadas por numerosas crónicas de Strogoff en el pasado. Muchos ya no recuerdan las denuncias, pero Strogoff sí, y hace pública su desaprobación enfrente del mismo virrey, para espanto de Crummles. Sin embargo, el virrey se limita a contemplar al anciano con burla y responde que sin orden y restricciones, la nación se volvería un reino de demonios salvajes, como lo fue alguna vez, en los tiempos en los cuales  los aeronavegantes aún se atrevían a ir hasta la isla Sycorax. Los invita a pasar y disfrutar del carnaval, a cuyo término contraerá su matrimonio con una hermosa mujer, conocida como Helena. El anciano se queda muy impresionado con la mujer, pero los niños advierten cierta tristeza en sus ojos.
En privado, Crummles les recomienda no cuestionar la autoridad del virrey, puesto que podían pagarlo muy caro. Le suplica al anciano evitar los pleitos. De mala gana, el anciano acepta, pero asegura que no se callará ante ninguna injusticia  que se cometa durante las festividades (“Después de todo, tengo que darle un buen ejemplo a mis  nietos”)
Los niños contemplan el espectacular desarrollo de la fiesta, pero la presencia de los tenebrosos guardias (Vestidos como verdugos de la Inquisición española)  roba algo de la alegría de las fiestas. La gente parece tenerles pavor y los evitan cada vez que pueden. En las paredes, unos dibujos ofrecen recompensas por unos delincuentes: El precio más alto es ofrecido por un hombre llamado Dumas, un pirata del aire. Entre los cargos que se le adjudican, está el hecho de “Atentar contra la vida del gobernador” siete veces.
 -No fueron siete, sino dieciséis- dice un elegante caballero que aparece misteriosamente detrás de los niños.- Katalaveno no quiere admitir que su todopoderosa guardia pudo ser burlada casi veinte veces.
El hombre les dice que aunque se ofrezca una gran recompensa por el pirata, nadie lo entregaría, porque la gente lo ve como un héroe. Todos en Umbra odian a Katalaveno y aún entre sus propios hombres hay quienes cuestionan su lealtad hacia el tirano, el cual (en palabras del caballero) jamás ha mostrado ninguna compasión al momento de condenar tanto a niños, mujeres y ancianos. Les previene acerca de él, y les dice que el virrey odia a los extranjeros, especialmente a los que se atreven a cuestionarle.
En ese momento llega el abuelo George, y los niños están ansiosos por presentarle a su nuevo amigo, pero este ha desaparecido. George les recomienda no alejarse mucho, puesto que muchos criminales pueden merodear la ciudad durante las festividades.
Encima de ellos, en un balcón, está el caballero y otro hombre, que lleva un mono sobre sus hombros. Ambos contemplan con cierta sorna al anciano y a sus nietos. Las festividades están a punto de terminar ya, y como parte final se anuncia (literalmente, para fastidio de George) con bombos y platillos la boda de Katalaveno y la princesa Helena.
-¿Princesa?- pregunta Strogoff
Crummles comenta, no sin cierta tristeza que Helena es una mestiza, hija de un general del ejército de Umbra con la reina de una raza de nativos que habitaban las colonias del imperio Umbra,  pero que fueron exterminados por el ejército del imperio hace unas décadas…Helena fue adoptada por una familia aristocrática, que como parte de un acuerdo ha ordenado organizó el casamiento entre Helena y el virrey. Esto indigna a George, y se dispone a protestar, pero Crummles le suplica que no lo haga. Mary se indigna más que su abuelo, y se aleja, pues no desea formar parte de una celebración basada en mentiras e hipocresía. Malhumorada, la niña se dedica se dedica a observar la grandiosidad del palacio a solas. Pero cuando presta un poco más de atención, se da cuenta de que algo muy extraño está pasando entre los guardias al servicio de Katalaveno: Dos de ellos discuten con los guardias que custodian el patio. La discusión termina con los dos guardias golpeando a los otros.
Mary se asusta y corre en dirección hacia donde tiene lugar la ceremonia, sólo para encontrar a más guardias noqueados y toparse con uno de los hombres misteriosos que les observaban desde el balcón (El que llevaba al mono sobre su hombro) Este la atrapa y le apunta con su vieja pistola:
-Lamento que hayas tenido que ver esto pequeña…Ahora, haz lo que te digo si no quieres que pase algo peor…

La boda ha llegado a la parte en el cual la novia debe dar el sí. En el momento  en el cual el sacerdote pregunta si alguien tiene  algo que objetar, las luces se apagan y una carcajada fantasmal inunda el lugar.  Un misterioso hombre, que lleva una máscara dice, burlonamente que un demonio como Katalaveno jamás podría casarse ante la ley de Dios. Afirma ser el fantasma de la gente que Katalaveno ha condenado injustamente, que ha venido desde el otro mundo para castigarle. Katalaveno ha reconocido la voz de su enemigo, pero antes de que los guardias puedan reaccionar,  un grupo de hombres, vestidos como calaveras y monstruos echan unas pequeñas bombas de humo,  las cuales nublan la visión de los presentes…Cuando el humo se disipa, la princesa Helena desaparece…Una sombra cubre el lugar. Todos los invitados a la boda alzan la vista y ven un inmenso  galeón volador que es reconocido como la nave del pirata Dumas, el cual se burla de Katalaveno, mientras él y sus cómplices suben por unas cuerdas hacia la nave, llevándose consigo a la princesa Helena y (para espanto de George y Jules) a Mary, la cual grita por ayuda.
Los guardias están a punto de disparar, pero Crummles les detiene, indicándoles que podrían herir a los rehenes. Por su parte, Strogoff y Jules no pierden tiempo, sino que persiguen al galeón volador,  intentando rescatar a Mary. Los piratas del aire han subido, y han comenzado a subir las cuerdas hacia el interior de la nave.
-¿Y ahora que haremos abuelo?- pregunta Jules.
George le ordena sujetarse a él y no hacer preguntas. La última cuerda está subiendo hacia la nave a toda velocidad. Ante el asombro de todos, George consigue dar un salto y atrapar la cuerda, la cual es subida a toda velocidad hacia el galeón.
-¿Te conté que fui campeón de salto en mi juventud, Jules?- comenta el abuelo a su aterrado nieto, que todavía no puede creer lo que acaba de ocurrir.
Katalaveno, crujiendo los dientes, no espera y ordena a los guardias disparar, a lo que la nave de los piratas responde con un cañonazo, el mismo que crea una cortina de humo lo suficientemente grande para que puedan huir.
George y su nieto piensan en la forma de entrar sin ser descubiertos por los piratas.
-Eso no será necesario- dice el jefe de los piratas, que resulta ser el mismo caballero misterioso con el cual se encontraron los niños el día anterior.
Los piratas han descubierto al anciano ya  su nieto, y todos les apuntan con sus armas. Todos, menos el grumete, un niño de la edad de Jules. Dumas ordena a su co-capitán Rodrigo (El dueño del mono, llamado Bongo) bajar las armas y amarrar a los prisioneros. A todos menos a la princesa Helena, con la cual desea “hablar en privado” (Este comentario, sumado a las risas maliciosas de los piratas hacen que George tema lo peor) Peor no hay nada que el abuelo George y sus nietos puedan hacer, pues son conducidos  hacia unas mazmorras en donde también está Mary. George ruega a Dios que no le pase nada  la princesa Helena (Jules le mira extrañado por su excesiva preocupación)
Por su parte, en su camarote, Dumas muestra a Helena un extraño mapa, en el cual están grabados unos extraños símbolos. Dumas revela que ese es el mapa que conduce hacia la isla flotante del mago Calibán, y que los símbolos son en realidad un hechizo para pode robar el tesoro de la isla, sin sufrir la maldición de los demonios que la habitan. Dumas revela que existe una copia de ese mapa, el cual está en poder de Katalaveno, pero que  cuyos símbolos son aún indescifrables para él, porque los nativos, en venganza por su exterminación y humillación, no le revelaron el significado de los símbolos.
-Pero sí los guardaron en la memoria de la última descendiente de su tribu- dice Dumas, mirando a Helena en forma desafiante. Helena asegura no saber nada,  pero Dumas no le cree. Se acerca a ella, y entonces, su  ojo derecho se convierte en el de un felino, lo que espanta a la princesa, la cual se desmaya. Dumas impide que caiga al suelo, y la coloca delicadamente sobre una cama. Apoyando su mano sobre la frente de la princesa, el ojo monstruoso le permite ver dentro de sus recuerdos. Ve a una niña llorando, despidiéndose de su abuela…La abuela le dice que no tema, pues aunque su cuerpo muera, su espíritu siempre estará con ella, y le guiará hacia su libertad y su triunfo…
Después la visión  se torna borrosa, pero Dumas  parece muy satisfecho con lo que ha visto.  Anuncia orgullosamente a su tripulación que por fin ha dado con la clave para adueñarse del tesoro de la isla Sycorax. Ordena al grumete llamado Segismundo alimentar  a los prisioneros, pues permanecerán con ellos hasta que se hayan adueñado del tesoro y ya no representen ninguna amenaza para ellos.  Rodrigo no entiende porque se Dumas se toma tantas molestias, pues “Bastaría con hacerlos caminar por la plancha” para acabar con los rehenes. Pero Dumas le dice que si ellos hicieran algo así, no serían diferentes a Katalaveno.
Por su parte, el virrey descarga su ira sobre el infortunado Crummles, ordenando que lo encierren en una de las mazmorras subterráneas, en donde el reportero se encuentra con unos ancianos, que resultan ser los últimos sobrevivientes de la tribu de Helena. Ellos le revelan que Katalaveno les conservó con vida únicamente porque creía que ellos tenían la clave para poder encontrar el legendario tesoro de Calibán. Sin embargo, dándose cuenta de que no traicionarían a su gente, Katalaveno decidió  darles muerte de una buena vez, programando su ejecución para un día después de las festividades. Los nativos le dicen que ya que está en la misma prisión que ellos, tal vez corra su misma suerte, una noticia que no le cae nada bien al pobre Crummles.

Por su parte, Segismundo acompañado por Rodrigo, se encarga de cuidar a George y a sus dos nietos. Mientras están cenando, Jules descubre de casualidad la extraña fobia que siente Rodrigo hacia las arañas. Segismundo está a punto de revelar la causa de esta fobia, pero Rodrigo ordena a los dos niños callar y no decir nada a nadie sobre “su pequeño problema”.
Jules empieza a preguntarse si estos piratas son tan terribles como afirman ser, sobre todo después de ver que  mientras navegan, la mayoría muestra una gran ociosidad (Suelen estar apostando o bebiendo) Dumas ordena al timonel dirigir la nave hacia Caipora, la cual resulta ser un hermoso valle en medio de un grupo de montañas flotantes. Allí, son recibidos por los habitantes del lugar, los cuales son nativos, muchos de ellos pertenecientes a tribus cuyas poblaciones fueron arrasadas por los hombres de Katalaveno. Por esa misma razón, los nativos que habitan la isla flotante manifiestan una gran afinidad por Dumas y su tripulación, a quienes tratan como si fuesen viejos conocidos. Al ver a Helena la reconocen como uno de ellos, por lo que la tratan muy bien, aunque no así al anciano George, de quien desconfían abiertamente. Mientras Rodrigo y Segismundo se encargan de reaprovisionar la nave, Dumas habla en privado con la líder de los nativos, una mujer llamada Yurupary. Su conversación revela que hace unos años ella salvó a Dumas de la muerte y le entregó, además uno de los tesoros que había sido custodiado por su familia durante casi un siglo: El ojo del mago Calibán, el cual es ahora el ojo derecho de Dumas. Este ojo le concedió al pirata el don de hurgar en los recuerdos de las personas, además de visionar el pasado, presente y en ocasiones, el futuro, pero a cambio del precio de cederle a un espíritu maligno llamado Alú, el mismo que era convocado por Calibán para vencer a sus enemigos.
Yurupary  advierte sobre el peligro que representa usar los poderes de aquel ojo…Dice que según una vieja profecía, un alma pura sería capaz de quitar la maldición de la isla Sycorax y librar a los nativos de los demonios del Imperio Umbra…En ese entonces, ella estaba convencida de que Dumas ese ere hombre, pero ahora la anciana no está tan segura, puesto que el alma de Dumas ya no es la misma. Un gran rencor, quizá avivado por Alú, está comenzando a adueñarse de su alma, obsesionándolo con su venganza hacia Katalaveno. Dumas asegura estar en control de la situación, y le comunica sobre lo que averiguó. La información que da Dumas es suficiente para que la anciana descubra a través de unas asociaciones las coordenadas exactas de la isla Sycorax. Sin embargo, la anciana no está muy segura de lo que puedan hallar allí, aunque Dumas, gracias a una de las revelaciones del ojo maligno se convenció de que allí se encuentra la clave para derrocar a Katalaveno.
Dumas se despide la anciana, la cual le advierte no dejar que el demonio Alú se adueñe de su alma. Dumas insiste que no tiene nada que temer.
Durante los tres días que están en Caipora Helena y los niños aprenden numerosas cosas sobre las costumbres y creencias de los nativos, siempre vigilados por Segismundo y Rodrigo. Pero antes de que los piratas partan en la dirección indicada por Yurupary, la anciana recibe un mensaje proveniente de Umbra, traída por un ave mecánica: Se trata de un comunicado de un espía que los nativos tienen en la ciudad: Por fin ha conseguido dar con el paradero de los ancianos gemelos Ojanama y Sangama, comprobando que estos aún  siguen vivos, pero que serán ejecutados dentro de dos días. Yurupary pide a Dumas que los salve, pues también ellos salvaguardan el secreto de los ojos del mago Calibán. Un tanto renuente por el retraso que esto implicaría para sus planes, el pirata acepta. Aunque su intención es dejar a George en Caipora, el anciano insiste, pues los comunicados mencionan a “un tonto de lentes que también será ejecutado junto a los dos nativos” (No necesita pensar mucho para darse cuenta de que Katalaveno ha traicionado a Crummles) Deseando salvar a su amigo, el reportero, George se une a la tripulación del barco.  Dumas acepta, pero le recuerda que lo que ocurra correrá por su propia cuenta y riesgo. Además le advierte que si intenta escapar, Segismundo matará a sus dos nietos (el grumete se vuelve, sorprendido, al verse aludido) George acepta las condiciones. Yurupary recomienda a Dumas llevar a Helena consigo, pues afirma que la tribu a la que pertenecía tenía el don de controlar al demonio Alú. Así, los piratas parten en dirección a Umbra, preparándose para rescatar a los nativos y a Crummles. La aeronave llega de noche a las afueras de la ciudad, en donde se encuentran con el espía, que para sorpresa de George,  no es más que un niño pequeño que había entrado al servicio de la mansión de Katalaveno, con un guardia como su cómplice, quien ayudó al pequeño espía, arrepentido de los crímenes que el virrey le ordenó cometer en su nombre.
El plan del soldado es sencillo: disfrazar a Dumas, Rodrigo y George como  monjes confesores de los condenados a muerte, (aunque para ello tienen que engañar a los verdaderos monjes a quienes se les había asignado dicha tarea.)
En las mazmorras, Crummles no puede contener su alegría al reconocer a George, lo que alerta a los guardias y arruina el plan (“¡Cielo santo, Crummles!” gruñe George al verse descubierto.) Aún así, Dumas no pierde tiempo y consigue noquear a los guardias enemigos y robarles las llaves. Pero uno de ellos escapa y alerta a los otros. Dumas recomienda a George separarse en dos grupos: George sería guiado por el soldado y luego se encontrarían en un lugar indicado por él, una vieja catedral desde donde podrían escapar. George acepta, mientras que Duma alerta al timonel  de su nave haciendo un tiro al aire al salir de las mazmorras.
George, el soldado y los dos ancianos huyen hacia el lugar indicado por Dumas, pero muy cerca de allí se dan con la desagradable sorpresa de que Katalaveno está esperándoles, y lo que es peor, con el niño espía como su prisionero: El virrey había atrapado al ave mecánica con el mensaje escrito por Yurupary en respuesta a su pedido de auxilio, y ahora ordena a los fugitivos rendirse, o matará al niño, echándolo desde lo alto de la catedral. Sin otra opción, los fugitivos deponen sus armas, mientras que los soldados se preparan para apresarlos. Pero Katalaveno desea saber algo más antes de matarles allí mismo: Aún amenazando con echar al niño desde lo alto, ordena a los dos ancianos revelar el secreto de la isla. Sangama decide confesarlo todo, revelando que nadie puede apoderarse del tesoro de la isla Sycorax si antes no ha conseguido adueñarse de uno de los ojos del mago Calibán. Ante las preguntas de Katalaveno, revela la ubicación del otro ojo.  Sangama no está muy seguro, pero según las viejas leyendas, el ojo de Calibán le permitirá encontrar la isla y le dará la clave para adueñarse del tesoro. Una vez obtiene la información que busca, Katalaveno deja caer al niño, faltando a su promesa. Afirma que pronto los fugitivos se le unirán en el otro mundo. Pero la voz de Dumas le hace volverse. Los piratas han llegado a tiempo y Dumas ha salvado al niño. Dumas ordena a los piratas lanzar las bombas de humo, para facilitar su escape. Pero Katalaveno ordena a sus guardias disparar a diestra y siniestra contra los fugitivos.  En la huida, el soldado desertor es herido de muerte. También Dumas es gravemente herido al momento de salvar de las balas al niño espía. Este hecho es atestiguado por George y por Helena.  A pesar de su herida, Dumas tiene tiempo para huir hasta la nave, mientras que George lleva consigo al soldado moribundo, ayudado por Crummles y Rodrigo pues no desea abandonarle.
Katalaveno se lamenta de no haber podido matar siquiera a una sola de esas “ratas” pero ahora su mente está obsesionada con encontrar el ojo de Calibán.
En la nave, los heridos son atendidos. El que parece haber sufrido la herida mayor gravedad es Dumas, pero el soldado desertor parece estar mucho peor que él. Helena, Crummles y George atienden a los heridos lo mejor que pueden; mientras lo hacen, Helena revela que antes de que su familia adoptiva decidiera su boda con el virrey, había pensado dedicarse a la medicina.
Mientras atienden a Dumas, Helena  y George descubren que gran parte de sus heridas han sanado por sí solas. George recuerda las advertencias de la anciana Yurupary, y cree que esto se deba a la intervención del demonio Alú, pero Helena insiste en ayudarle. Dumas tiene fiebre y delira. En sus sueños, menciona a una mujer, llamada Beatriz: Helena estrecha su mano y pregunta por ella a Dumas. Beatriz era la esposa de Dumas, cuando este era un joven soldado al servicio de Katalaveno. Pero el virrey deseaba para sí a la hermosa mujer.  Para ello envió a Dumas al frente de batalla, durante la guerra en contra de los habitantes de las islas flotantes. Katalaveno esperaba que Dumas muriera ese día, pero no contó que él sería salvado por Yurupary. Sin embargo, la noticia de su muerte afectó a su prometida, la cual al creerle muerto, enfermó  y se dejó morir. Culpando al virrey de la muerte de su amada, el joven Dumas dedicó su vida a cobrar venganza en contra de Dumas, esperando derrocarle.  Por ello se sometió a la prueba de los nativos de Caipora para hacerse con el ojo de Calibán.
Dumas despierta de su sueño y encuentra a Helena, a quien confunde con Beatriz. Una vez se aseguran de que Dumas está fuera de peligro, George y Helena atienden a los otros heridos. Al final de la noche, ellos conversan sobre lo ocurrido. George piensa que juzgó mal a Dumas. Los nietos de George, Segismundo (y Rodrigo) escuchan la conversación a escondidas. Al oírla y juzgando por las actitudes de su abuelo, Mary sospecha que él está enamorado de la princesa Helena.  Justo en ese momento el abuelo George saluda a los niños y a Rodrigo, y estos corren espantados al verse descubiertos. Al final de la noche, Helena agradece a George por su ayuda, y estrecha su mano. Caballerosamente, George le dice que no fue nada, pero se queda mudo de asombro cuando Helena le da un beso en la mejilla al momento de darle las buenas noches.
A la mañana siguiente, la tripulación enfrenta  las consecuencias de la noche anterior: Sangama se enfrenta a la culpa de haber revelado el secreto del ojo de Calibán. Sin embargo Yurupary le perdona tomando en cuenta de que lo hizo para salvar la vida del joven espía. Sin embargo, considera preciso enviar un mensaje a los habitantes de la isla flotante de Nhua, en donde está  escondido el ojo izquierdo de Calibán.
Por su parte, el soldado desertor muere al poco tiempo de llegar a Caipora, y los nativos lo entierran según el ritual de sus ancestros. Durante el funeral, Dumas se disculpa con George por haberlos involucrado en su lucha, por lo que promete llevarlos de vuelta a su país en su nave. Sin embargo, George, sin dejar de mirar a Helena, dice que no desea volver a su país sin antes haber vencido a Katalaveno, por lo que desea ayudar a Dumas. Este, todavía incrédulo por las palabras del anciano, le pregunta si está seguro.
-Ya te demostré que yo no soy un viejo común y corriente. Te aseguro que no seré una carga para ti ni para tú tripulación. Pero si pudieras hacerme el favor de llevarte a Crummles y a los niños…
Los niños, que una vez más estaban escuchando a escondidas, salen y dicen que no desean irse sin su abuelo. Desean estar con él, pase lo que pase.
-Además, el tío Crummles no quiere abandonar a los hombres que salvaron su vida…- dice Mary.
Crummles: (asustado) Pero si yo no… (Jules le da un fuerte un pisotón antes de que hable)
George advierte a sus nietros que esto no es juego. Pero los niños ya están muy conscientes de ello. Prometen no ser una carga. Ante las negativas iníciales de Dumas, le recuerdan que Segismundo es también un niño, y que en ningún momento le causaron problemas a la tripulación.
George: (a Dumas) ¿Qué me dices? Son buenos niños…
Dumas: (con una sonrisa) Me parece que su abuelo ha sabido enseñarles muy bien…
Finalmente Dumas y George aceptan que Mary y Jules les acompañen en su búsqueda del tesoro de Calibán. Por la noche, Dumas cuenta a Yurupary sobre la sanación misteriosa de su herida mortal. Con gravedad, la anciana le advierte que Alú ha permanecido demasiado tiempo en su cuerpo, y si permanece por más tiempo, ya no podrá ser controlado, convirtiéndolo en demonio asesino.
Dumas: Dijiste que Helena sería capaz de controlar a Alú…
Yurupary: (meneando la cabeza) Las viejas profecías son vagas y confusas…Según estas, una vez la última de la tribu santa Wirú, pose sus pies en el corazón de la isla Sycorax, junto al salvador de corazón puro, la maldición de Calibán y Alú habrá desaparecido para siempre…Mi hermana Careshi se encargó de cuidar a Helena hasta poco antes de su muerte, transfiriendo a su subconsciente muchos de los secretos de nuestra tribu…Sin embargo, Helena parece haber olvidado gran parte de ese saber. Tal vez mi hermana mayor  lo decidió así, esperando que este conocimiento despertase cuando llegase el momento adecuado.
Dumas:(Con desdén) En otras palabras, ella no nos sirve de nada…
Yurupary: (Molesta, golpea a Dumas en la cabeza con su bastón) ¡No hables así de una de los nuestros! Te pareces al demonio Katalaveno cuando dejas que Alú gobierne tu corazón y tu lengua. No juzgues el valor de una persona con tanta ligereza…Piensa que ella ha permanecido a tu lado cuando estuviste al borde de la muerte, cuidando de ti y de tu tripulación…
En efecto, la tripulación de la nave de Dumas le ha tomado afecto especial a Helena, luego de que ella hubiese curado sus heridas en compañía de George.
También Dumas parece estar cobrando especial afecto por ella, pero no parece muy dispuesto a admitirlo de buenas a primeras.
Mientras preparan a la nave para su viaje hacia la isla Sycorax, el pobre Crummles se encuentra enfrascado escribiendo un sinfín de cartas solicitando ayuda al gobierno de su país, la mayoría de las cuales son enviadas junto a las aves mecánicas de los habitantes de Caipora.
-Mándale mis saludos a la Reina- dice George burlonamente a Crummles, escéptico ante la posibilidad de que las cartas lleguen a su destino, y mucho más escéptico ante la posibilidad de que los ayuden.

La nave parte en dirección hacia la isla Sycorax. Durante la noche, George intenta averiguar de labios de Dumas que cosa es exactamente el tesoro del mago Calibán y porque es tan importante, pero no consigue sacar nada en limpio. De repente, el pirata grita de dolor y cae de rodillas al suelo, tapándose el ojo derecho, del cual brota una luz roja. Dumas tiene una extraña visión, en la que aparece Katalaveno, con las ropas manchadas de sangre, mientras que un brillo escarlata brota de su ojo izquierdo.
Esto es lo que ha ocurrido: Katalaveno y sus tropas partieron hacia Nhua, esperando encontrar el otro ojo del mago Calibán. Luego de someter a los nativos, el virrey les obligó a conducirlos al lugar en donde estaba encerrado el ojo de Calibán,  terminando en una extraña caverna, custodiada por unos seres, semejantes a gárgolas. Estos atacaron al virrey y a los hombres que los acompañaban; matando a un buen número de ellos. Pero Katalaveno logró sobrevivir y guiado por una misteriosa luz encontró el cofre dorado en donde se encuentra el otro ojo de Calibán: Se trata de un ojo de vidrio que irradia luz propia; al momento de tocarlo, Katalaveno tiene una revelación que le muestra los recuerdos de Dumas: Luego siente como si fuese tragado por el vacío del espacio hasta encontrarse con un ser gigantesco, hecho de energía pura, que el ordena darle un cuerpo que poder habitar
-Mi alma…Mi alma está divida en dos…Debes traer a la isla a mi otro yo…Si lo haces…Tendrás todo el poder que Calibán alguna vez tuvo.
El monstruo se adueña rápidamente del alma de Dumas a causa de su maldad; al instante, las heridas del cuerpo de Katalaveno cierran, mientras que el de Calibán aparece en su ojo izquierdo. Katalaveno ría malévolamente, gritando en voz alta que ha conseguido dar con la ubicación de la isla Sycorax…
Las gárgolas, que buscaban a Dumas para devorarlo, reconocen en Katalaveno la voz de su viejo amo y se arrodillan ante él: Katalaveno, bajo un extraño trance  les ordena traer a Helena; en realidad no está muy seguro de la razón, simplemente vio en la memoria de Dumas que ella cumplía un rol muy importante para poder adueñarse del tesoro de la isla Sycorax.
En su aeronave, si bien no cuenta con suficientes detalles,  Dumas está plenamente consciente de que Katalaveno se ha adueñado del ojo de Calibán y recomienda a su tripulación estar prevenidos.
Sin embargo, no cuenta con que el ejército del cruel virrey y sus gárgolas van detrás de ellos: Katalaveno puede precisar su ubicación a causa de la magia del ojo maldito. Al estar su alma poseída casi por completo, su clarividencia es mucho más fuerte que la de Dumas, induciéndole a un estado de inconsciencia, a fin de que no prevenga a su tripulación. Por fin,  las gárgolas dan con ellos y les atacan; a pesar de los esfuerzos de la tripulación, no consiguen impedir que los monstruos secuestren a Helena, si bien Mary consigue salvar a Segismundo de una muerte segura en manos de las gárgolas.
Una vez Dumas sale de su inconsciencia, se lamenta por no haber podido ayudar a Helena, pero George le anima a afrontar los hechos. Los dos están convencidos de que el virrey no piensa matarla de inmediato, sino que planea usarla para adueñarse del tesoro del mago Calibán.
Sólo hay un lugar hacia donde Katalaveno pudo haber ido, y ese es la isla Sycorax, por lo que los piratas se dirigen allí lo más rápido que pueden.
No obstante, el enemigo les lleva mucha ventaja;  el catalejo de Rodrigo distingue a la distancia toda una flotilla de enemigos cuando llegan de noche a la isla Sycorax.
-Son los hombres del virrey- dice Rodrigo- ¿Cómo haremos para burlarles?
-Evidentemente no podremos conseguir que nuestra nave pase delante de ellos sin que nos acribillen a cañonazos…Sólo hay una solución.
Dumas saca de un viejo baúl unas cuerdas. Sabiendo que el ojo de Katalaveno es capaz de seguir sus movimientos y ejercer influencia sobre él, ordena a su tripulación lo siguiente: Esconder la nave en medio de las nubes que colindan con la parte inferior de la isla flotante, y dejarle allí para iniciar el ascenso furtivamente. Luego se alejarán lentamente, y desde otro punto bajo de la isla, la tripulación iniciará por su cuenta el ascenso. Dumas está seguro de que no todos los hombres de Katalaveno están en la isla, eso les da una posibilidad.
Pero para poder realizar un ataque furtivo exitoso y rescatar a Helena, necesitan separarse de Dumas, lo que preocupa a su tripulación.  Pero no hay más opción que el plan que propone el capitán, así que se disponen a realizarlo.
Por su parte, Katalaveno tiene problemas para convencer a sus hombres de entrar a la isla Sycorax: Muchos de ellos son supersticiosos y no quieren entrar.
Katalaveno resuelve le asunto disparándole al agitador cobarde, y prometiendo hacerle lo mismo a todos los que lo traicionen.

Luego de dejar a Dumas en un lugar de la isla, ocurre tal como el pirata lo había previsto: El ojo izquierdo de Katalaveno advierte la presencia de su enemigo, y ordena a sus soldados dirigirse hacia esa dirección. Lo que el virrey no sabe es que George y los otros piratas han iniciado su ascenso a la isla por su cuenta, en un lugar apartado del que se encuentra Dumas.
De mala gana, los niños tienen que quedarse en la nave con el “tío” Crummles haciendo la labor de niñera, y Segismundo como timonel (Le han encargado salir huyendo al menor indicio de problemas)
Por su parte, la isla, al sentir la presencia de intrusos, reacciona, haciendo que los monstruos que la habitan salgan al encuentro de los invasores. El primero en encontrarse con uno de estos monstruos es Katalaveno, quien lleva a Helena como rehén; no se inmuta luego de que los monstruos atrapan a algunos de sus hombres y se los comen; ríe, y deja al ojo maldito hacer lo suyo: Al instante los monstruos se ponen a su servicio. Este raro suceso asusta a los hombres de Katalaveno, pero saben que si intentan abandonarle, los matarán.
Por su parte, George y los piratas tienen sus propios problemas: La isla Sycorax ha enviado numerosas arañas azules (del tamaño de cangrejos) para detenerlos: Este hecho hace que la vieja fobia de Rodrigo salga a la luz de todos, para vergüenza del orgulloso pirata, e impaciencia de George, que no sabe cómo hacer para que suba. Su mono mascota se encarga de espantar a las arañas lo mejor que puede, pero Rodrigo se queda paralizado de terror.
George: (Pateando a las arañas que se le acercan con su pie) ¡Vamos Rodrigo! ¿Qué acaso no eres hombre?
Pero Rodrigo sigue sin salir de su estado de shock, con un hilo de voz cuenta a George que cuando era niño una araña le picó y casi se muere en aquella ocasión. Los médicos que le trataron le aplicaron sanguijuelas para extraer el veneno de su sangre, y desde ese día ha tenido fobia a las arañas.
A George se le está acabando la paciencia como para ponerse a jugar al psicólogo. Saca una afilada tachuela de su bolsillo, y hinca con esta a Rodrigo, el cual pega un fuerte grito que espanta a las arañas, mientras el pirata asciende a toda velocidad por la cuerda a causa del dolor.
George: Me detesto cuando hago cosas así…Pero…
Por fin han terminado el ascenso furtivo hacia la isla Sycorax. George pregunta si están todos.
Rodrigo: (Mirando a George enojado, mientras se frota adolorido) Sí, estamos todos.
Mientras tanto, Dumas es asediado tanto por los seres monstruosos que habitan la isla como por los soldados de Katalaveno y las gárgolas. Sabe que la única opción que tiene para salvarse es dejar que Alú se apodere de su alma y así poder ejercer control sobre los monstruos. La mente de Dumas se enfoca en su resentimiento hacia Katalaveno, y ese odio permite que Alú actúe; con lo que Dumas ejerce control sobre las bestias de la isla y las gárgolas, las cuales ven su lealtad dividida: Ese despliegue de magia hace que tanto Katalaveno como Dumas tenga unas visiones nítidas del pasado, descubriendo que Calibán era un alquimista, el cual había conseguido fabricar un portal hacia otros mundos, siendo poseído por el demonio Alú casi al instante…Los extraños seres que habitan la isla son seres de otros planetas, traídos por Calibán mientras estaba poseído por Alú, gracias a la magia de ese demonio pudo someter a los nativos de las islas flotantes, esclavizándolos, intentando formar así un imperio…
La visión de Katalaveno y de Dumas termina de golpe.
Katalaveno:(Mientras su ojo izquierdo resplandece) Él…Está cerca…Debo…Debemos encontrar el tesoro antes que él…
Guiado por la magia de Alú, Katalaveno y Helena entran hacia una caverna, seguidos de cerca por Dumas. Katalaveno ordena a los guardias custodiar la entrada de la caverna, por si acaso Dumas y los piratas llegasen a la caverna.
Sin embargo, esa precaución resulta inútil, pues Dumas llega acompañado por una horrible bestia, la misma que espanta a los soldados, mientras que el pirata entra en la caverna.
George lidera un ataque sorpresa de los piratas y consiguen capturar a algunos de los soldados de Katalaveno que habían emprendido la huida. Luego de interrogarlos, George decide que sólo algunos de ellos vayan a la caverna, y que el resto regrese a la nave con los prisioneros. Rodrigo insiste en ir, a pesar de que George le advierte burlonamente que tal vez haya más arañas dentro de la caverna.

Katalaveno, guiado por el ojo maldito, ha encontrado una cámara llena de oro y joyas; pero el virrey sabe que ese no es el verdadero tesoro. Accionando un dispositivo tallado en la piedra, consigue dar con una cámara secreta, en la que se encuentra el verdadero tesoro del mago Calibán: Su laboratorio, en el cual se encuentran sus extrañas invenciones, entre las cuales está el portal. Sin saber cómo accionarlo, ordena a Helena hacerlo funcionar. Pero ella no lo sabe, por lo que Katalaveno empieza a perder la paciencia y la amenaza con su espada. Justo en ese momento llega Dumas, y reta a duelo a Katalaveno, esperando cobrar venganza. Helena advierte con preocupación que el alma de Dumas ha empezado a corromperse, pero no hay nada que pueda hacer para impedir el duelo entre los dos enemigos.
George, Rodrigo y otros cinco piratas tienen problemas para dar con Dumas. Sin el ojo maldito, no saben qué camino tomar y dan con toda clase de trampas, de las cuales  se libran lo mejor que pueden. En un momento dado, tienen que elegir un camino, en ese momento Helena tiene una extraña sensación, que es advertida por los dos duelistas. Ante los ojos del anciano George surge una misteriosa aparición…Un ser fantasmal, muy parecido a la vieja Yurupary, que señala el camino que deben seguir.
Un aura fantasmal rodea a Helena. Dumas, examinando sus recuerdos se remonta al momento en el cual la abuela de Helena (Careshi)  habló por última con ella, cuando era una niña: La anciana realizó un extraño ritual de magia sobre la niña, a través del cual las almas de todos los nativos permanecerían dentro de Helena hasta el momento en el cual la joven llegase a la isla Sycorax…Sin embargo, ni Dumas ni Katalaveno descubren la razón por la cual la anciana hizo tal cosa, y el enfrentamiento sigue.
Uno de los guardias de Katalaveno, que custodia la isla, se percata de un movimiento en medio de las nubes. La nave de los piratas es descubierta, y el capitán del ejército ordena darles con todo. Segismundo trata de llevar la nave lejos, guiándose por las instrucciones dejadas por Dumas. Pero Mary le recrimina por intentar huir, abandonando a sus amigos. Para sorpresa de todos en la nave, Mary convence al joven timonel dándole un beso, y este, sin dejar de manejar la nave, hace que esta ascienda hasta un punto en el cual  no llegan las balas enemigas. Un totalmente cambiado Segismundo anuncia que aterrizarán en medio de la isla Sycorax, confiado en su capacidad.
Crummles le pregunta si acaso está loco, pero Segismundo solamente loe aconseja sujetarse bien. El niño conduce la nave a una velocidad totalmente asesina, esquivando la lluvia de proyectiles enemigos.
Los piratas se quedan boquiabiertos al presenciar el descenso de la nave. El timonel de la nave cruje los dientes y se tira de los pelos.
-¡Condenado chiquillo! ¡Voy a matarlo!

Los hombres de Katalaveno no saben si aventurarse o no a entrar a la isla, pero finalmente deciden descender a Sycorax y desembarcar a todas las tropas, a fin de acabar de una vez por todas con los piratas. Pero fuertes temblores sacuden a la isla: Se trata de Helena, que poseída por las almas de sus ancestros, ha activado el portal.
La maldad de Katalaveno hace que este tenga ventaja frente a Dumas, al cual vence y usando la magia, se apodera del ojo derecho de Calibán. Dumas cae al suelo inconsciente, y el virrey proclama a viva voz su victoria, mientras queda completamente poseído por Alú.
Del portal emergen numerosas entidades de energía: En realidad, son manifestaciones del demonio Alú, que pugnan por entrar a este mundo.
Katalaveno se dispone a darle la estocada final a Dumas, pero en ese momento llega George, y realizando otro de sus saltos, derriba al virrey, y le hiere con la espada de Dumas. Pero el endemoniado virrey ríe, y se saca la espada sin inmutarse, amenazando con esta a George...
En ese momento, algo extraño sucede. Katalaveno empieza a temblar, como si fuera afligido por un gran dolor.
-¡Basta! ¡Basta!- grita-¡Estáis matándonos!
Ante los ojos de todos los presentes, las almas de los ancestros aparecen, hechizando a Katalaveno: Entonces el portal muestra las escenas del pasado, revelando el misterio de la isla.
Calibán desapareció y sus súbditos desaparecieron consumidos por el demonio Alú, el cual deseaba devorar a este mundo, como lo había hecho con tantos otros. Había devorado las almas de todos los habitantes de la isla, y se hubiese extendido al mundo entero, de no ser por la intervención de los caciques pertenecientes a las tribus que habitan las islas flotantes.
Ellos lograron confinar parte de la fuerza física del demonio en los ojos de vidrio de Calibán, pero no tenían la fuerza suficiente para enviarlo de vuelta a su mundo, porque Calibán había muerto con el secreto del funcionamiento del mismo.
Sin embargo (Y esto se lo dice uno de los espíritus a George) ellos sabían que la única forma de poder vencer a este demonio y no ser absorbido por él era siendo aceptado en el mundo de los dioses (Al cual, según la religión de los nativos era llevando una vida enteramente noble y justa, sin haber rendido nunca culto a los demonios, como sí lo hicieron los súbditos de Katalaveno)
Helena se convirtió en una suerte de portal entre “el mundo de los dioses” y el de los humanos, en contraposición del portal de Calibán, el cual abría la puerta hacia el mundo de los demonios. Ella es la única que puede hacerle frente al terrible Alú, pero los ancestros advierten que no puede controlar el poder por sí sola, sino que necesita la ayuda del “salvador” el cual resulta ser George, quien estrecha la mano de Helena, la cual vuelve en sí, pero una gran energía emerge de ella, y esta rodea a George, Dumas, así como al resto de piratas que se encuentran en la isla.
-Esta energía es el amor de Helena- explica el alma de Careshi- Es la fuerza de los dioses, la única capaz de vencer a este demonio…Nosotros inventamos las historias sobre la maldición de la isla…Así mantendríamos alejados a todos las personas ambiciosas que buscasen este tesoro…
Los ancestros gritan simultáneamente, ordenando a Helena empujar al demonio al interior del portal, usando la fuerza de los dioses. Al encontrarse con una fuerza que no es capaz de poseer, Alú, en el cuerpo de Katalaveno, grita de dolor, intentando absorber a todos los que están en la isla. Pero la misma aura brillante que rodeó a los piratas hace unos momentos impide que sus almas no sean absorbidas. Sin embargo, los soldados de Katalaveno no tienen la misma fuerza: Al no estar protegidos por el amor de Helena, sus almas son absorbidas por Alú, mientras que el virrey enteramente poseído, empieza convertirse en piedra, y luego en ceniza.
-¡Vendrás conmigo!- grita Katalaveno, extendiendo su brazo hacia Helena, intentando jalarla hacia el vacío negro del espacio, hacia donde son empujados Alú y un sinnúmero de demonios.
Pero George interviene una vez más, golpeando a Katalaveno, y salvando a Helena, de ser absorbida hacia el vacío del espacio, aunque queda inconsciente.
Los ancestros han dejado su cuerpo: Ordenan a George y a los piratas llevarse a Helena y a Dumas cuanto antes, pues deben terminar el trabajo que quedó inconcluso hace 100 años. Le indican a George que no se preocupe, pues ahora Helena ha cumplido su misión y “volverá a ser ella”.
Una vez George y los piratas huyen, los ancestros lanzan el hechizo final, el mismo que destruye el laboratorio de Katalaveno, y parte en dos a la isla, un hecho que s presenciado desde la distancia por George y los otros.

Por último, las almas de todos los nativos y soldados absorbidas por Alú, aparecen, guiadas por los ancestros de Helena, los cuales sonríen a George y a los piratas, indicando que ahora ya no queda tesoro ni maldición alguno en la isla. Luego desaparecen, han partido “al mundo de los dioses”, el viejo George entiende con esto que sus almas por fin descansan en paz.

Ahora que Katalaveno ha muerto, todo parece terminado. Pero en ese momento llegan numerosos galeones con el emblema Luminos, los cuales rodean a la nave de los piratas, e indican que vinieron siguiendo un llamado de auxilio de un “súbdito de la Reina
Crummles se vuelve burlonamente hacia sus sorprendidos amigos.
-¡Y ustedes decían que mis cartas jamás llegarían!
Tres meses después, Crummles narra los pormenores de su gran aventura bajo la forma de una novela, coescrita con George, alcanzando un gran éxito de ventas y ganándose a un buen número de admiradores.
Uno de estos le pregunta por George y por los piratas, Crummles ríe y afirma que  ellos “ya aparecerán”.

En Caipora, se celebra la boda de Dumas (con un parche en su ojo derecho) y Helena, a la cual asisten todos los piratas y nativos de la isla. También están presentes George y sus dos nietos.
Al final de la ceremonia, Helena agradece a George por todo lo que ha hecho por ella y por su esposo, y le dice que jamás ha conocido a un hombre más valiente y bueno que él, dándole un beso en la mejilla.

George se sonroja, y sus nietos comienzan a fastidiarle. El refunfuña, pero se siente muy feliz por Dumas y por Helena, y la noche termina con una gran celebración.


 Notas del director:
·        El estilo de animación de esta película es semejante al de las producciones de Disney de mediados de los años noventa, como “Pocahontas” y “El jorobado de Notre Dame”. Las naves, escenarios y otros artilugios mecánicos están hechos por computadora, como en la película “El planeta del tesoro”
·        “The  Courageous Cavalry” se escucha en las escenas de carnaval, mientras que diversos fragmentos de “Hostages” y “I don´t think Now it´s the best time” se escuchan en diversos momentos de la película (Especialmente en el climax final, en la isla maldita)
·        La isla  flotante Sycorax está animada por computadora.
·        Las escenas transcurren en el orden que son narradas.
·        “The Devil´s Waltz” se escucha cuando Katalaveno es presentado por primera vez, luego cuando es poseído por Alú.


3 comentarios:

  1. Es como un cuento de mucha aventura, y dedicado a la familia; me ha entretenido. Un buen trabajo Alvaro; se ve que has hecho un enorme trabajo para este directed by con estas 5 obras tan buenas y distintas las unas de las otras.

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  2. Cuantísima aventura, Alvaro vos ya te consagraste en este festival, pero esta obra no se queda atrás. Me encantan las historias de aventuras con secretos y esas cosas, y esta obra tiene todos esos elementos, muchos vericuetos muy bien armados!!! Lo que si creo es que te jugó un tantín en contra que no pudiste extenderte más, esta historia esta para desmenuzar más cada personaje, hacer una novela con capítulos para cada uno, la limitación de que tengan que ser 35 hojas te hizó contar todo muy de golpe. Yo que vos, la extendería, como estoy haciendo yo con Lazos ;D

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