miércoles, 23 de junio de 2010

Directed by 4: BENDITA DECISIÓN (Daniel Bermeo) - Ecuador

Titulo: BENDITA DECISIÓN

Género.- Drama

Dirección.- Daniel Bermeo

A Very Long Engagement OST - Mathilde's Theme http://www.youtube.com/watch?v=1od-b0cthw4
The lovers (BSO from The painted Veil): http://www.youtube.com/watch?v=xUl4pyZOBRA&feature=related 

Canción: Chao Lola (Juan Fernando Velasco) http://www.youtube.com/watch?v=0Q1fEczVR-Y

Reparto:
Natalie Portman (Claudia)
Jonathan Rhys Myers (Sergio)
Kirsten Dunst (Romina)
Evan Rachel Wood (Paulina)
Ryan Reynolds (Alexander)
Marisa Tomei (Virginia)
Annette Benning (Sra. Fátima)
Imelda Staunton (Abigail, tía de Sergio)
Marcia Gay Harden (Madre de Claudia)
Elijah Wood (José, hermano de Claudia)

Sinopsis.- Claudia es una joven que deberá tomar una decisión sobre su futuro con su novio Sergio, el cual se irá de viaje a Europa y quiere que esta se vaya con él.

Argumento.-
Un automóvil plateado se estaciona al frente del terminal terrestre de la ciudad; el día está caótico, hace un calor infernal. De ese auto se bajan tres personas, dos mujeres y un joven. Abren el portamaletas y sacan un vasto equipaje, consiguientemente se dirigen hacia la boletería.

-Cuida la casa, no dañes el jardín y no te metas en mi cuarto, ¿ok? –dice José, el joven que se bajó de aquel automóvil.
-No te preocupes, tendría que quemarse la casa entera para que entre a tu habitación.- responde su hermana Claudia, con una enorme sonrisa en su rostro.
-Te quiero mucho, cuídate y no me extrañes tanto eh.
-Ja ja, lo intentaré.


Se abrazan y se despiden con mucho cariño. Luego se acerca la madre de ambos y habla con Claudia.

-Te estaré llamando todas las mañanas; el hecho de que no nos veamos por algunos días no significa que me descuide de ti.
-Mami no te preocupes, todo estará bien…
-Lo sé mi cielo… -Se acerca, le besa la frente y le brinda un profundo abrazo, luego le entrega un sobre blanco.
-Es una pequeña nota, léela cuando tengas tiempo ¿sí?
-Claro, lo haré y es mejor que te apures mamita…

Claudia ve a su hermano y a su madre subir al transporte que los llevará de viaje por algunos días. Le echa un vistazo al sobre que le ha dado su madre y lo mete en su cartera. Está parada entre tanta multitud y ve al bus alejarse lentamente mientras la luz del sol envuelve el día.
En un fondo negro con letras blancas aparece el título de la obra “Bendita Decisión”.

Una semana después.
Poco a poco se empieza a divisar el anochecer sobre un hermoso puerto, el sol a lo lejos destella sus últimos rayos y engalana el firmamento con hermosos tonos naranjas. La luna ya ha hecho su aparición y se la puede ver empezando a resplandecer en el centro del cielo. Luego se enfoca la playa, hay gente bañándose, riendo, felices de compartir la tarde que ya fallece. Se ve a un vendedor de frutas exóticas saludando amigablemente a un cliente mientras este le agradece por la venta. La cámara desde una vista panorámica recorre las principales calles de la ciudad; se observan a las personas saliendo de sus trabajos, cansados después de una faena laboral estresante pero con ánimos de volver a casa a encontrarse con los suyos; se pueden ver también a los estudiantes de regreso luego de su jornada de clases, al tráfico exhaustivo impregnado en las periferias de cada avenida; se observa un bello parque y a sus frondosos árboles que se mueven a medida que el viento los golpea suavemente. Hay varias mujeres con sus niños, ellas los mecen en los columpios, y ellos sonríen y disfrutan del juego, de pronto aparece un heladero en la esquina siguiente, jóvenes y niños corren tras él, el vendedor les brinda lo que le piden. Allá al fondo se divisa una bella casa, hay un coche estacionado afuera, el mismo que se aprecia en el inicio; la casa presenta hermosos colores externos y en su interior está cuidadosamente decorada con un estilo retro-juvenil. Allí moviéndose de un lado a otro se encuentra Claudia; está limpiando su cuarto, la cámara enfoca todos los movimientos que realiza: recoge la ropa sucia y la ubica en su cesto correspondiente, limpia los diferentes objetos que se desprenden de un aparador, sacude el polvo acumulado en los muebles con un florero, además lava los platos sucios del fregadero y barre la casa. Cuando termina sus quehaceres se percata de la hora, son las 18h30. Se aproxima a la cocina y empieza a cocinar algo, su mirada está algo inquieta; junto a la estufa en una parte del mesón reposa aquel sobre que su madre le había entregado en el terminal la tarde antes de irse con su hermano, está intacto, al parecer Claudia aún no ha leído la nota. Mientras deja preparando su cena, Claudia observa la carta, la toma entre sus manos delicadamente; queda mirando las letras escritas del sobre que dicen “para mi Claudia”. Lo observa con mucho sosiego, cuando está a punto de abrirla suena el timbre, deja en su mismo sitio la carta y acude a atender la puerta. Por la ventana puede divisar a su amiga Romina, le abre, se saludan atentamente. Romina lleva una chaqueta negra atractiva para protegerse del frío que suele ser muy fuerte en la noche. Una vez sentadas en la sala, empiezan a conversar; Romina le habla sobre sus últimas eventualidades en el trabajo y en sus andanzas, pero Claudia la escucha con un cierto grado de desinterés.

-¿Y a qué hora te vas a la fiesta?- pregunta algo entusiasta Romina.

Claudia la observa mientras recoge un libro que está junto a ella.

-No estoy segura de ir, lo más probable es que me quede a terminar de leer esta novela.
-¿Es en serio? Pero es una fiesta que organiza tu novio… ¿Ya se lo comunicaste? Él te debe estar esperando.
-Más tarde lo llamo, estoy segura que me comprenderá- comenta Claudia mientras empieza a hojear la novela.

Romina saca un cigarrillo, lo enciende y lo empieza a fumar. Ante el silencio de su amiga, le pregunta:

-¿Y cómo están las cosas?
-¿Las cosas de qué?
-Las cosas con Sergio, tu novio. ¿Está todo bien?
-Sí, ¿por qué lo preguntas?
-Simple curiosidad….

Claudia vuelve a hojear el libro, Romina empieza a observar a su alrededor y se fija en un hermoso cuadro al frente suyo.

-¿Ese cuadro es obsequio de él verdad?
-Sí, me lo regaló hace un par de meses.
-Me lo suponía. Sergio tiene un gusto exquisito por el arte, me cae súper. De verdad que tienes un buen novio. Nunca te lo había comentado, pero mírate estás llena de obsequios de él. ¡Qué muchacha no quisiera un novio así!
-Romina no todo en la vida son regalos ni obsequios, hay cosas más importantes aún, especialmente en una relación seria como la nuestra.
-Claro que sí, está el sexo también. Lo has de disfrutar bastante verdad.- pronuncia en tono sarcástico-.
-Sabes estoy bien cansada, mañana me toca un día difícil en el trabajo. No estoy de ánimos para conversar.

Romina apaga su cigarro en el cenicero de la mesa central.

-Cansada no estás, pero sí bien rara; disculpa el comentario, fue solo una broma, pero a ti algo te pasa. Vamos cuéntame, soy tu amiga.

Claudia se mantiene en silencio.

-¿Es algo sobre Sergio, verdad?
-No Romina, no es Sergio, soy yo. Estoy bien estresada en estos días. Debo tomar decisiones importantes sobre mi vida, quiero………. Quiero pensar bien las cosas, no quiero arrepentirme después de mis acciones, por eso estoy así.
-No es necesario que hables tan fuerte, te oí perfectamente. Y mejor te dejo para que “tomes tus decisiones” a solas.

Romina se levanta de su asiento, toma su chaqueta y camina hacia la puerta. Se detiene cuando Claudia la llama y la toma de sus manos.

-Romina perdóname, no quise ofenderte para nada, es que estoy bien cansada y necesito descansar. Las cosas últimamente se me han complicado. No te puedo decir por ahora pero mañana te podrás enterar a lo que me refiero.

Romina que tenía cara de enfado lo cambia por una pequeña sonrisa.

-Me dejas con una gran intriga, pero no te preocupes, todo está bien. Mañana te veo. Chao.

Claudia ve a su amiga alejarse mientras la noche renace. Observa el cielo; se percata que ya se dibujan las primeras estrellas en lo alto las cuales brillan con una gran fuerza engalanando el enigmático infinito. Siente un cierto grado de alegría, mira el parque de enfrente y se da cuenta que aquellas mujeres que mecían a sus niños en los columpios se preparan para irse a sus respectivos hogares, ahuyentadas por el frío que trae consigo la noche y la oscuridad que la acompaña entre el bullicio y las risas de sus hijos. Claudia se ve identificada con el alma nocturna de los pequeños, vuelve a entrar a la casa y regresa a la cocina.

Transcurren las horas. Claudia, enciende su televisión para escuchar las noticias. Se informa en el noticiero de algunas tragedias ocurridas durante la tarde. En una ciudad vecina ocurrió un terrible derrumbe a consecuencia de las lluvias devastadoras que la habían azotado; en otro lado un bus con unos 30 pasajeros se había volcado dejando a la mitad de ellos muertos y a la otra mitad muy grave. Impactada por las noticias, Claudia se sobresalta al escuchar el sonido de su celular sonando fuertemente, camina apresuradamente para contestar; en la pantalla del teléfono se da cuenta que es su novio, Sergio, quien la llama. Claudia toma un pequeño respiro antes de aceptar la llamada.

-Hola-. Dice Claudia-.
-Hola mi amor, ¿cómo estás?- se escucha del otro lado del auricular.
-Bien, bien, solo cansada-. Claudia empieza a caminar por la sala.
-¿Cansada? ¿Tuviste un día pesado?- pregunta Sergio; en este momento la cámara se traslada a la habitación de Sergio, él se encuentra con una copa de alcohol en su mano, y en la otra sostiene su teléfono, se puede escuchar levemente el sonido agresivo de la música afuera en la sala.
-Sí, fue un día algo complicado.
-¿Pero vas a venir?... Romina ya está aquí.
-Sí, lo sé, ella pasó por mi casa antes de ir para allá. Pero no tengo ánimos.
-Te noto algo triste, ¿qué sucede?
-Nada, es solo algo de nostalgia. Creo que empiezo a extrañar a mi madre y a José.
-Tranquila cielo, en un par de días los tendrás de vuelta…

Sergio hace un corto silencio antes de preguntar:

-¿Y ya te decidiste amor?

Claudia se nota algo alterada por la interrogante, se detiene de su caminata y apoya su cuerpo contra la pared.

-Mañana te tengo la respuesta Sergio, ya te lo había dicho.
-Sí sí, pero es que no aguanto las ganas de saber. Necesito que me acompañes, nuestras vidas cambiarán cuando estemos en Europa, todo será diferente, solo tú y yo dejando los malos recuerdos atrás.
-No hay malos recuerdos; solo recuerdos no tan gratos. Mi madre siempre lo ha dicho y tiene mucha razón.
-Está bien, Claudia, lo que tú digas… Te amo, te amo, te amo, te amo…
-Y yo a ti Sergio, y yo a ti.
-Mañana a las once aquí en mi departamento… ¿te parece?
-No hay problema, allí estaré…
-Te espero entonces. Un beso.
-Ok, un beso también. Chao.

La conversación termina. Claudia deja el celular en su mesa, recoge la novela que está en los muebles de la sala, apaga el televisor y se encamina a su habitación. Posteriormente la cámara enfoca el rostro de Sergio, se lo nota algo aturdido, se mantiene sentado jugueteando con su teléfono por varios segundos, tiene una ligera sensación de pesadez que lo envuelve por completo, siente la necesidad de estar junto a su novia, besarla y tocarla; toma un trago de su bebida y se limpia los labios con su brazo, así continúa repitiendo el mismo truco hasta que su vaso queda vacío; estrella fuertemente la copa contra la mesa haciendo un sonido brusco. Luego se levanta y chequea uno de los cajones de su ropero, saca un bello collar, en cuya mitad se encuentra la foto de Claudia muy alegre; él la queda mirando como si fuera la primera vez que lo observa, en un momento dado lo besa y lo vuelve a dejar en su sitio. Luego abre otro cajón y saca un polvo contenido en una funda pequeña transparente: es cocaína. Luego dice para sí:

“Esta noche sí que nos divertiremos”…

Toma la funda y la guarda en el bolsillo izquierdo de su pantalón; luego sale de su cuarto. Se escucha el choque de la puerta contra su marco. La pantalla se oscurece.

Ahora escuchamos el sonido de las olas en la playa. Claudia se encuentra allí sentada en la arena, lleva puesto un ligero vestido floreado que se mece con el viento; se observa de forma algo borrosa la figura de un hombre acercándose desde atrás. Claudia juguetea con la arena, escribe algo que no se puede entender, cuando siente la presencia de aquella persona cerca suyo, borra lo escrito, luego se da cuenta que ese hombre es Sergio; él la abraza y besa su mejilla, ella responde al abrazo y besa su rostro. Quedan unos segundos contemplando la inmensidad del océano al frente. El viento golpea sus cabellos y los mueve profusamente. Luego él le susurra suavemente al oído:

“Y si detuviéramos este momento para siempre………, y si nos quedamos así toda la vida, me harías el hombre más dichoso del mundo.”

Unen sus labios de forma apasionada, en un beso cargado de frenesí. Luego Claudia mirándolo fijamente a sus ojos le dice:

“Nosotros decidimos cuánto durará”, luego agarra la mano de Sergio y la enlaza con la suya y finaliza diciendo: “… y si es para siempre, mejor”.

Al instante se escucha un eco de las últimas palabras de Claudia y posterior a eso el sonido de un despertador. Claudia abre los ojos, ha amanecido, se da cuenta que todo ha sido un sueño. Pone su mirada en la ventana y puede darse cuenta que el sol ya ha salido. Se levanta de la cama y se empieza a alistar. Se mete a la ducha y se deja mojar por las gotas de agua que caen hacia su cuerpo. Luego se viste, y se maquilla, se perfuma y se peina. Recuerda que es jueves y que no acostumbra a desayunar fuera de su casa, pero aún así lo decide hacer en un comedor muy cercano, atendido por la mejor amiga de su mamá, la señora Fátima.
Llega, entra y se sienta en una de las mesas desocupadas a la entrada. Necesitaba analizar toda la situación y poner en orden sus pensamientos, pero antes pide una taza de chocolate con leche acompañadas con unas tostadas de queso bien calientes. Luego apaga su celular porque no quería interrupciones.
Aquella mañana lleva un hermoso collar verde, obsequio de su novio. Mientras observa a la gente que entra y sale del restaurante su mirada se turba cuando divisa la figura de un conocido, es Alexander un amigo de Sergio quien está a punto de salir del comedor; se lo ve algo apesadumbrado. Sus miradas se chocan y se saludan a la distancia, luego él se aproxima a la mesa de Claudia.

-¿Qué te ha pasado? Te veo mal.- le pregunta Claudia después de saludarse.
-Sí, aún no me recupero de mis desgracias…
-¿De qué hablas?-pregunta confundida Claudia-.

Alexander le comenta que había perdido su trabajo porque faltaba constantemente debido a las juergas que todas las noches se daba con Sergio, y que se había quedado sin dinero y aún más su amigo no lo había querido ayudar. Se puede notar el asombro en el rostro de Claudia ante las palabras de Alexander; no se esperaba todo ello.

-¿Es en serio lo que dices? –pregunta Claudia ante la declaración de Alexander.
-Claro que sí, yo siempre he estado a lado de Sergio en todo momento, cuando más me ha necesitado, pero cuando yo soy quien preciso de él, nunca está; se ha aprovechado de mí. Y discúlpame que hable así de tu novio pero es que es la verdad… Ojalá y nunca juegue contigo, esa es su especialidad.

Claudia siente lástima por lo que le ocurre a Alexander.

-Tal vez te lo estás tomando muy a pecho todo esto; él ahora está también muy ajetreado por sus cosas. Sabes que tiene el viaje.
-Claro, debe estar muy preocupado… Por eso realizó una fiesta anoche verdad – dice en tono sarcástico.

Claudia no le responde. Bebe un poco de su chocolate a sorbos lentos y cargados de un cierto nerviosismo.

-Sergio llegó a mi vida en el momento menos pensado- comenta Claudia-, cuando el mundo se me había venido abajo; mi padre recién había muerto y él se convirtió en esa ayuda y fortaleza que necesitaba tanto. Su presencia fue un gran respaldo para mí; nació una impensable pero mágica amistad, nos comprendíamos el uno al otro, nos empezamos a querer; después esa tierna amistad se convirtió en amor, y ahora esto se puede transformar en algo mucho más superior, pero no estoy segura.

Alexander la mira fijamente después de que Claudia haya hablado.

-¿Lo amas?

Claudia se inquieta por la pregunta.

-¿Que si lo amo? ¿A qué viene todo esto?
-Es una simple pregunta. Un amor verdadero permanece ante las adversidades, pero un amor efímero se esfuma lo antes posible. Dime Claudia ¿qué es lo que sientes ahora por Sergio?
-Lo amo.
-¿Segura?
-¿Acaso ves alguna duda en mi rostro? Lo amo, lo quiero, lo respeto, me gusta él… Son muchas cosas las que siento por él.
-No lo discutiré; pero algo que sé es que a veces uno trata de disfrazar la verdad con algo que en realidad no existe; a veces dejamos que nuestras apariencias hablen en vez de que nuestro corazón exprese lo que realmente es.

Claudia se mantiene callada; la última frase de Alexander la inquieta en cierto modo. Él lo percibe y decide no seguir hablando más.

-Toma, yo ya no quiero este tipo de recuerdos-. Alexander le extiende un pequeño álbum de fotos que saca de un pequeño bolso.
-¿Qué es?
-Es una colección de las mejores fotos con Sergio, los recuerdos que teníamos… también estás en algunas.
-Ah, y ¿por qué no lo quieres conservar?
-Quiero dejar todo atrás, empezando por esto; posiblemente en unos días viaje a otro lugar y no quiero llevarme recuerdos no tan gratos. Consérvalo tú, además él ya no es mi amigo, pero sí tu novio. Te deseo lo mejor.

Claudia guarda el álbum en su abrigo, se despide y lo ve salir del local. Aún queda con esa espina clavada en su cabeza, aquellas frases de Alexander han cavado un enorme hueco de incertidumbres en su mente, pero trata de eludirlas pues sabe que a fin de cuentas él es un testigo externo de la situación que realmente está atravesando. Mientras piensa en eso, observa que alguien ha dejado descuidadamente un pequeño folleto en la mesa contigua a la suya; con un gesto que denota sagacidad lo toma sin que nadie se percate. El título del folleto dice: “La Felicidad ¿es tan difícil conseguirla?”. La introducción al menos le resulta atractiva. Claudia observa los dibujos que se siluetean entre las hojas y por un momento lee algunas líneas del mismo. Pero no encuentra lo que necesita, no hay alguna frase que la llene o alguna palabra de aliento que la estimule. Mira por todas partes tratando de encontrar alguna señal, algún designio del destino que le indique qué hacer o qué decidir, pero no halla nada; se inquieta, de pronto contempla un hermoso cuadro en el interior del comedor; se impresiona por la forma en la que el artista había impregnado su arte en aquella obra. En cierta forma al ver ese cuadro se siente aliviada, menos cargada. La vemos dar un suspiro en señal de tranquilidad. Deja con ese mismo misticismo aquel folleto en el lugar en el que lo había encontrado y continúa con su desayuno.
Al terminarlo se dirige a cancelar la cuenta; la señora Fátima la sorprende mientras se acerca a limpiar el mesón.

-¿Cómo te encuentras Claudia?
-Bien, muy bien –responde Claudia extendiendo un billete que cubría la cuenta del desayuno.

Mientras ella acomoda unos papeles en su cartera, con una voz amable la señora Fátima comienza un pequeño interrogatorio:

-¿Es cierto que Sergio se irá de viaje a Europa, y te ha dicho que lo acompañes?

La pregunta deja sorprendida a Claudia, supone entonces que su madre le había comentado a su amiga aquel dilema. Ella solo responde con un tartamudeado “sí, sí”.

-Yo conocí muy bien a Sergio, era un buen amigo de mi hijo, y por el tiempo que lo conocí, te digo que realmente es un chico difícil de entender. No sé cómo sea contigo, tiene un enorme potencial pero a veces se desvía de lo correcto, y pierde el rumbo.
-Me llevo muy bien con él, y para no mentirle le aseguro que aún no tengo decidido algo, me resulta complicado tomar una decisión así.
-Piensa en tu futuro muchacha, piensa en tus prioridades, si no tienes nada claro por qué lo harás, es mejor irse a lo seguro en vez de arriesgarse y perderlo todo, hasta los propios sueños. Uno construye una vida próspera con sabias decisiones; los errores forman parte de nuestra cotidiana rutina, pero cuando se trata de algo grande, es mejor analizarlo todo a fondo y no apuntar con el dedo como a la suerte, porque de eso depende nuestro futuro y nuestra felicidad.

Es un segundo strike, (primero su inesperado encuentro con Alexander y ahora la declaración de esta señora). Era otra frase que absorbía a Claudia, tal vez la señal que tanto necesitaba había sido respondida, o simplemente este era un consejo más de una señora que parloteaba para dejar el aburrimiento a un lado. Sea como sea Claudia no se esperaba ese tipo de comentarios, no podía aguantar más.

-Gracias doña Fátima, tomaré en cuenta su comentario. -Y sale del restaurant emprendiendo el camino a su hogar.

Una brisa suave y refrescante corre repentinamente por donde Claudia cruza. De pronto se escucha el sonido de la sirena de un auto de la policía dirigiéndose en sentido contrario, Claudia se detiene observando la dirección que toma aquel vehículo, luego se percata que ha quedado al frente de una florería. Las hermosas rosas que ve en la estantería obstruyen por un momento sus pensamientos, enviándolos a un fugaz recuerdo: la escena en la que conoció a la tía de Sergio, la señora Abigail, una mujer simpática y amigable. Aquellas rosas se transforman de pronto en un hermoso jardín, es el jardín de la casa de Sergio. Allí está él jugando con dos niños, Claudia lo vislumbra desde una ventana, en seguida se le une la señora Abigail. Empiezan una corta charla:

-¿Sabías que Sergio perdió a sus padres cuando solo tenía 10 años?
-No, para nada, no tenía la mínima idea. -responde bastante sorprendida ante aquella revelación.
-Sí, desde aquel momento me convertí en su ángel de la guarda. Yo era quien lo defendía cuando lo intentaban agredir, sanaba sus heridas luego de un accidente en la bici, lo vestía, lo bañaba, lo peinaba. Se convirtió en otro hijo mío. Lo quiero con tantas fuerzas… ¿Sabes? Me ha dado gusto conocerte, eres una muchacha muy bella, creo que hacen una linda pareja.
-Gracias, nos queremos mucho en realidad.
-Soy muy sensible, ¿sabías? – sus ojos se empiezan a humedecer-. Es que el verlo allí con mis otros sobrinos me emociona. Lo he tenido conmigo cerca de 20 años, y no deseo dejarlo ir.
-Esa no es la idea señora, usted…
-No, no te preocupes por mí. –saca una servilleta de una pequeña agenda, se empieza a secar las ligeras lágrimas-. Si algún día deciden dar ese paso muy importantes en sus vidas, yo estaré aquí gustosa de poder recibirlos. Tú te convertirás en otra hija mía… Mira, si ya te he empezado a querer…

Claudia sonríe y la abraza. El recuerdo termina cuando nuevamente se ve a Sergio y a esos niños trepando un árbol de gran tamaño.

-Se le ofrece algo señorita…

Claudia se percata que ha estado divagando por un buen rato.

-No, no nada. Es que me quedé enamorada de esas bellas rosas. Disculpe-. Y se retira.

Al llegar a casa se topa en la entrada con una prima suya. Es Paulina, una adolescente de 17 años. La invita a pasar. Al entrar Claudia se da cuenta que tiene un mensaje en la contestadora. Lo acepta y es su madre: “Hola mi cielo, ¿cómo estás? Nosotros estamos bien… Extrañamos tus llamadas, hace mucho frío acá, estamos bien abrigados, hay días en las que la nieve no nos permite salir, pero aún así lo disfrutamos; José te manda saludos, no te olvides que en una semana regresamos. Cuídate mucho. Te quiero. Muahh”.

-Qué bueno que no está mi tía… Ah por cierto, antes que llegaras una amiga tuya estuvo por aquí no me sé el nombre… es de pelo rubio, muy linda.
-¿Romina? ¿Y qué te dijo?
-Pues nada, solo que apenas llegaras te comunicaras con ella, era algo urgente… Se la veía algo alterada, algo triste incluso.
-¿Urgente? ¿De verdad? Es extraño, Romina nunca me visita de mañana…… La llamaré luego. Y bueno ¿de qué quieres hablar conmigo? ¿De qué se trata?

Paulina se sienta en un sofá de la sala. Luego dice:

-Pues confío mucho en ti sabes, eres mi prima preferida, y sé que me comprenderás.
-Haber, suena algo un poco grave, ¿qué pasa?

Paulina toma un respiro como tratando de tomar fuerzas.

-Ayer me hice unos exámenes y se confirmaron mis sospechas,……….. Resulta que estoy embarazada.
-¡Madre mía!-exclama Claudia, luego se sienta al lado de Paulina. ¿Embarazada?
-Sí, llevo un mes de embarazo.
-Pero Pauli tienes solo 17 años… -dice Claudia atónita.

Paulina no le responde.

- ¿Y quién más lo sabe?
-Nadie más, qué crees que soy tonta para decirle a todos.
-¿Y quién es el padre?
-Es un profesor de mi cole…
-¿Un profesor? ¡Qué miserable! Cómo pudo hacerte eso.
-En realidad yo soy la culpable. Me enamoré de ese viejo, soy una estúpida, me engatusé por sus palabras……. Me daba clases de francés y en los ratos libres nos juntábamos a escondidas. Me ilusioné como una ciega.

Luego de un prominente silencio, Claudia dice:

-¿Cuándo le dirás a tus padres entonces?
-¿No estás entendiendo verdad?... Nunca les voy a decir porque no voy a tener a este maldito niño.
-¿Qué vas a hacer? ¿abortar? Estás loca.
-¿Y qué me recomiendas entonces?
-Asumir tus responsabilidades puede ser una opción. Sé que aún estás en pañales en la vida, pero no me vengas con esos cuentos de qué te puso un revólver para que se acuesten.

La conversación se empieza a poner tensa. Paulina se pone de pie.

-¡Por el amor de Dios! ¿Tú tienes idea de qué me hará mi madre si se entera?
-Y tú tienes idea de lo que te puede pasar si cometes una locura como esas……….. El aborto no es un juego, te puedes incluso morir. ¡Dios mío reacciona!
-Ya pareces una santa, y como si no te acostaras con tu novio.
-Mi vida privada no te incumbe en lo absoluto. Yo también tengo mis problemas, y los debo enfrentar con decisión, y no ir y divagar con mi destino.

Se nota un profundo descontento en el rostro de Paulina. Se voltea y se aproxima a la ventana, allí puede ver a varios niños jugando cerca al jardín de la casa. Así de espaldas y algo más calmada empieza a hablar.

-Es que no ves que no estoy preparada –unas lágrimas refulgen de entre sus ojos- Mi futuro se irá a pique si lo tengo.
-Eso aún no lo sabes, hoy en día hay muchas leyes que te amparan. Además como te dije es una responsabilidad que aunque consciente o inconscientemente debes asumir.

Paulina se queda callada por un instante. Luego mira a los ojos a su prima y le dice:

-Es verdad, es mi responsabilidad, y como es mío, está en mi potestad la decisión.

Claudia no sabe qué decir, se sienta en el mueble y sin querer se da cuenta de la hora, son casi las 11.

-Me gustaría seguir hablando, pero se me hace tarde, hay algo importante que debo hacer.
-Ok, no te preocupes prima… Igual me tengo que ir.

Cuando se abrazan para despedirse, Claudia le advierte: “No cometas una locura, porfa…”. Y Paulina le responde: “Tranquila, tomaré la decisión correcta”.
Paulina se marcha y Claudia va a la cocina a tomar un vaso de agua, empieza a pensar en Paulina y la situación que padece, allí un par de lágrimas brotan de sus ojos. En eso ve la carta de su madre aún intacta, y aunque sabe que no la leerá la lleva consigo y se la mete en su abrigo. Luego toma las llaves y sale de su casa.
La calle luce ampliamente transitada. Chequea la hora en su reloj: 10:45. La brisa refrescante para ese entonces se está perdiendo poco a poco y los rayos de sol iluminan difusamente el rostro agraciado de Claudia. Se detiene cuando el semáforo muestra señal de pare. Empieza a pensar en todo lo acontecido en esa mañana: el caso de Paulina, los comentarios de Alexander y la señora Fátima, aquel sueño en la madrugada… Está aún desconcertada; todo le ha venido como un río tempestuoso en una noche de tormenta; sabe que está al filo de que su vida dé un giro de 360º y todo cambie. El sonido del claxon de un automóvil la hace volver en sí de nuevo. Continúa con su recorrido. Se nota en su rostro un dejo de enorme preocupación.

El hotel donde reside Sergio queda al sur de la ciudad, pero Claudia decide quedarse en un parque adyacente al edificio. Una que otra vez habían compartido en ese lugar muy gratos momentos. Se sienta un largo tiempo en una banqueta algo demacrada junto a un primoroso jardín y cercano a un pequeño lago de agua transparente. Claudia contempla el lago, unas mariposas muertas flotan en la superficie. El parque luce casi desierto, pero el viento se mueve fuertemente, con tal fuerza que agita las grandes hojas de los árboles a su alrededor; allí Claudia recuerda que justamente en ese parque había conocido a Sergio en una tarde donde el sol reflejaba intensamente su luminosidad; de pronto una lágrima rueda por su mejilla, es un recuerdo muy profundo e íntimo para ella. En eso percibe que un niño de unos 4 años juega alrededor de un árbol; Claudia lo observa atentamente con cierto grado de ternura; en un instante incierto, el niño se cae y empieza a llorar. Al ver eso, ella se levanta y corre en su ayuda, lo limpia y seca sus lágrimas, luego de unos segundos aparecen sus padres y se los entrega; ellos le agradecen, y en compensación le invitan a comer un helado, pero se excusa advirtiendo que está algo apurada, entonces se despide y emprende su marcha.

Antes de cruzar la calle que la conducirá al edificio, fija nuevamente su mirada en el reloj, son las 11:10. Sabe que ya es la hora. Su corazón acelera prontamente sus latidos.
De pronto su mirada se vuelve desconcertada apenas ve lo que sucede en las afueras del edificio. Un gentío de personas con rostros funestos y desagradables se arrincona en forma circular en los alrededores de la manzana. El patrullero de la policía se encuentra estacionado en la vereda y una especie de desconcierto se siente en el ambiente: “algo anda mal”-piensa. Se acerca apresuradamente y sus ojos aprecian a la distancia a Verónica, la hermana menor de Sergio, una muchacha bella pero antipática, nota que en ese momento luce pálida y en su cara un aire perturbador la envuelve, se pueden apreciar sus ojos rojos como si haya llorado amargamente. Ellas no se llevaban bien por lo que prefirió no preguntarle en lo absoluto sobre por qué el alboroto, pero Claudia tiene que averiguar qué sucede en el interior del edificio. Busca la forma de adentrarse al hotel sin ser vista y en unos pocos segundos lo consigue. Al entrar nota que la recepción no está igual que en otras ocasiones, se percibe un ambiente congelador y estupefacto como si estuviera en el vacío o como si el tiempo se hubiese detenido. La falta de respuestas ante tantas cuestiones en su mente la abruma aún más. No pierde tiempo y rápidamente busca el departamento de Sergio en la segunda planta. Usa las escaleras en vez del ascensor, pero sube despacio y con cautela; pronto se encuentra ya en el pasillo que la dirige a la habitación de Sergio. A lo lejos divisa a Virginia, la amiga más íntima de su novio que entabla conversación con otras personas. Al ver a Claudia, Virginia suelta un aire de alivio en su ser y se encamina pronto hacia ella.

-Al fin te encuentro Claudia, gracias a Dios que estás aquí…
-¿Me encuentras? ¿Me estabas buscando? No entiendo nada -su voz suena preocupante y casi exagerada-. Explícame qué sucede aquí.
-Lo sé, pero hoy día……-su rostro recobra el tono triste con el que la había encontrado.
-¿Hoy día qué? ¿Dónde está Sergio? ¡Necesito hablar con él! -pronuncia ya desesperada.

Virginia toma una pausa, clava sus ojos en los de Claudia, y con voz más suave responde:

-Claudia lo siento mucho pero Sergio amaneció muerto en su departamento hoy día, a causa de una sobredosis de drogas en la fiesta de ayer, todo fue mortal.

Un silencio estricto y atrapador se posee inesperadamente del ambiente. Claudia queda atónita.

-Te buscamos por todas partes esta mañana. Llamamos a tu celular pero sonaba apagado. Le dimos la terrible noticia a Romina, y luego ella fue a buscarte a tu casa para darte a conocer lo ocurrido pero no te encontró; fuimos a buscarte por todos los lugares que normalmente frecuentabas pero no te hallamos. Lo siento mucho Claudia pero no pudimos hacer nada –concluye-.
-¡¿Quéeeee?!

Se acerca hacia la puerta y evidencia lo sucedido: allí está el cuerpo inerte de Sergio cubierto a medias por una ligera sábana blanca. El impacto es fulminante. Apenas logra no desplomarse al suelo. Unas cuantas lágrimas resbalan por sus mejillas. El silencio se rompe por el llanto que ella prorrumpe. Virginia solo puede abrazarla fuertemente para reponerla de tan brutal golpe. Por la mente de Claudia únicamente quedan los recuerdos de los alegres momentos vividos junto a Sergio; le era casi imposible entender la tan horrible muerte de su novio. Reposa por un instante en una silla, tratando de asimilar lo acontecido. Sergio se había ido de la manera más horrible para ella. Todo se había perdido: sus sueños, sus metas, su familia, todo.

-Lo siento, sé que es un duro golpe para ti. Para mí también lo es, nunca pensé que él terminaría de esta manera tan terrible.

Al finalizar sus palabras, Virginia la deja un momento mientras acude a hablar con un policía. Allí sentada empieza a pensar en Sergio. Se ven una mezcla de varias escenas, en forma de flashback: en una boda están bailando los dos muy cariñosos, son la única pareja en pista, todos los observan atentos y felices de verlos, quedan varios segundos así como si el tiempo se detuviera frente a ellos; luego lo ve a él pintando un cuadro en donde ella es su musa, ambos ríen y disfrutan la estancia; luego vemos a Sergio llorando mientras se fuma un cigarro en su cuarto, está sentado en su cama, Claudia lo consuela abrazándolo con mucha pasión.

¡No puede ser Dios mío!” – se dice un momento, intentando asimilar lo acontecido.

Luego busca en su abrigo tratando de encontrar algún pañuelo, lo encuentra, y también se topa con el álbum que le había obsequiado Alexander, lo hojea entre risas y sollozos: son el único recuerdo que le ha quedado de Sergio. Al voltear una página halla la nota de su madre. Está algo arrugada, pero se mantiene así de intacta como la tarde aquella en la que se la entregó. Seca por un instante las lágrimas de sus ojos y detenidamente vuelve a leer el título de la carta: “para mi querida Claudia”. Luego saca la hoja del sobre y descubre que tan solo hay un par de frases, su madre había entrelazado unas cuantas palabras que caían a la perfección en ese recóndito momento; la nota decía:

Más que cualquier otra cosa en el mundo está tu felicidad; búscala, no dejes que otros escojan tu camino, tu destino. La decisión es tuya, y sea cual sea, o pase lo que pase, me sentiré feliz por ti… Te quiero mucho”.

Respira profunda y refrescamente. No puede dejar de mostrar una gran sonrisa en su rostro. A pesar de la pesadez de la tragedia se deja envolver por un momento con la certeza franca en su mente que había tomado la decisión correcta, y esta nota la aseveraba totalmente, y aunque Sergio ya nunca se enteraría de la respuesta, en ella de pronto se aguardaba una paz que nunca había experimentado y una tranquilidad cautivante que nunca había pasado. Luego vuelve su rostro hacia Virginia que se encuentra de pie junto a la puerta y con voz pasible y aún entre pequeños sollozos le exclama:

-Necesito ir a descansar un momento a mi casa, todo esto ha sido mucho para mí, ha sido tan inesperado…. Sergio…. Aún no termino de entender cómo….

Virginia comprendiéndola, la toma de las manos y le dice:

-Ve, te hará mucho bien…. Pero antes dime, ¿qué habías escogido?, ¿cuál era tu decisión sobre lo del viaje de Sergio?

Claudia no le responde, agacha la mirada y ojea nuevamente la nota de su madre.

-Está bien, no tienes por qué responder… tu silencio habla por sí solo… algo que entiendo a la perfección es que cuando el silencio habla no hay frase que tenga valor alguno.

Claudia confirma la aseveración de Virginia con un movimiento de su cabeza, luego se despide y se encamina a la salida.
La brisa suave ya ha desaparecido y solo queda el extenuante calor del sol envolvente en cada sitio. Claudia deposita la nota en su cartera, toma su auto y la cámara la ve lentamente alejarse mientras conduce el vehículo por las calles de la ciudad; regresaba al lugar en el que se sentía más segura: su hogar.

FIN.


Notas del director:
-En la obra hay mucha utilización del silencio, para expresar una mayor realidad en los diálogos y en las conversaciones que se mantienen, algunos de estos están representados por puntos suspensivos (…)
-En sí no se sabe cuál ha sido la decisión que ha tomado Claudia, para dar la sensación al espectador de sacar sus propias conclusiones o tan solo disfrutar del drama expuesto.
-La brisa de la que se habla en la historia sirve para aumentar el dramatismo, pero en el final se trata de brindar una cuota de esperanza ya que a pesar de la muerte de Sergio, Claudia está contenta con ella misma de haber tomado una decisión correcta.
-Se ha utilizado muchas descripciones de los lugares así como de las acciones de los personajes con el objeto de denotar una historia más real y atenta a todos los pormenores; la cámara enfocará todos estos detalles, y en los lugares que se realiza la acción la fotografía será muy importante.
-La música que se ha usado es muy dramática, con lo que se quiere indicar el estado de preocupación que tiene la protagonista ante la decisión que debe tomar y todos los aspectos externos que acompañan la historia.
-La melodía de Coeur Fragile se la utiliza en los créditos iniciales: desde que se ve el atardecer en el puerto hasta cuando Claudia recibe la visita de Romina; pero a la vez se la escucha compartida con los sonidos de las imágenes descritas. Ejemplo: el choque de las olas en la arena de la playa, las risas de los niños en el parque, o el sonido del tráfico en las avenidas, etc. (la primera escena cuando Claudia va a despedir a su madre y hermano al terminal es como una introducción).
-La música Gracias a la vida se la utiliza cuando Claudia despierta en la mañana y hace todos sus oficios antes de salir al comedor. La he tomado en homenaje a la desaparecida cantautora argentina Mercedes Sosa.
-La música de A very Long Engagement, Mathilde ´s Theme se escucha cuando Claudia llega al parque minutos antes de ir al edificio de Sergio, y termina cuando se encuentra con Virginia en el pasillo.
-La música The lovers (The painted Veil) se escucha en el collage de escenas cuando después que se entera de la muerte de su novio Claudia lo recuerda entre lágrimas.
-La única canción que se oye es Chao lola de Juan Fernando Velasco en los créditos finales; pero se la comienza a entonar desde que Claudia sale del edificio donde murió Sergio y la cámara la ve alejarse en su auto por las calles de la ciudad.


5 comentarios:

  1. Una bonita historia, llena de mucha realidad aunque con un final impredecible. El personaje de Nataly portman es notable. Creo que faltó mas enfatizar en la musica; pero la cancion me encanta, y mejor en español. Es la primera historia que leo, ahora leere las demas.

    ResponderEliminar
  2. Guauu, si te digo la verdad, iba leyendo la obra e iba pensando, madre mía... no me gustaba hasta que hemos llegado al inesperado final. Bravo, menudo choque emocional. La historia ha ido creando un ambiente que has roto con elegancia al final. Sabes con que otra obra me pasa lo mismo? Mulholland Drive! ; )

    Genial Natalie Portamn!!

    ResponderEliminar
  3. Muchas GRACIAS POR SUS comentarios. Me gusta conocer qué tal les parecio la historia.:-)

    ResponderEliminar
  4. La excelente actuación de Portman, el pensar en esos silencios que aclaras en las notas, y otro tanto a la musica, van introduciendo lentamente al espectador/lector para llegar a un clímax excelente. Con la sorpresa deparada de la muerte del chico, cierras con encanto tu obra.

    Me ha gustado mucho, que decir del poster nominado, excelente. Podría decir que tu obra merece más nominaciones, que para mi así es, pero ante 34 competidores, es algo que se torna impredecible.

    ResponderEliminar
  5. Daniel, ahora sí pude venir a leer la obra!!! La verdad es que te hablaría mucho pero voy a resumir. Me gustó mucho el clima que creaste, y lo que estas contando, la historia. Alargaste la acción en algunos momentos que resultaron claves para crear aún más el clima. La encrucijada que tiene Claudia es bien entendida, y la situación de "desamparo" en la que la ubicaste al hacer viajar a la familia colaboró con su nerviosismo por la decisión. Eso a grandes rasgos, como comentario positivo. Como crítica, revería un poquitín los diálogos, y el tema central creo yo en la obra "azar vs decisión", (de todos modos, me gustaría pensarla y repensarla un poco) pero en una primera leída, veo por un lado que la historia hace mucho hincapié en la decisión pero a su vez, pasan muchas cosas por "azar". Solo lo digo a modo constructivo, porque Daniel, de verdad me parece, que acá tenés un pequeña joyita!!!

    ResponderEliminar