miércoles, 28 de abril de 2010

Directed by 4: TONTO (Arturo Espinoza) - México

Nombre: TONTO

Director: Arturo Espinoza

Género: Drama |  Realismo Mágico

Reparto:

Irene Azuela – Emilia
Adriana Barraza – Helena
Héctor Suárez – Mario
Sofía Espinosa - Rosaura
Edgar Flores – Joven del Río
Danny Perea – Isabel

Jorge Zarate -  Don Genaro
Paulina Gaitán – Esmeralda
José Ron -  Pablo
María Rojo - Susana

James Franco – Scott
Regina Torne – Dolores
Daniel Giménez Cacho – Padre Ignacio

Banda Sonora:

Harvey’s Last Day, Danny Elfman  - Click
Paloma Negra, Chavela Vargas - Click
The Floating Bed, Elliot Goldenthal - Click
The Garden Meeting, John Williams - Click
Always Returning, Brian Eno - Click
All Imperfect Things, Michael Nyman - Click
End, Michael Galasso - Click
All Right, Sigur Rós - Click


Argumento:

Pantalla en negro. Con letras blancas, tipografía de maquina de escribir; se lee en la parte inferior derecha: Tonto, 1956.
En la pantalla, con letras blancas aparece:

Acto I
“No recuerdas, más que una simple fracción,
De felicidad, o algo a lo que aferrarse”

La cámara abre, se visualiza un pequeño pueblo rural, la cámara desde los aires lo atraviesa, visualiza  las casas hechas de adobe y paja, algunas de ladrillo un tanto quebradizo; la iglesia polvorienta y clásica, el parque con un aire estrambótico, los cultivos dormidos, los ganados, y al final llega al rió que se encuentra a la orilla de la ciudad. Contempla su quietud. Entre los árboles despunta el alba. Los rayos de sol inundan la pantalla paulatinamente, y todo se vuelve blanco.
La cámara sigue como el minúsculo ajetreo del pueblo va despertando, contempla y se detiene en una casita azul, como el cielo.


Pasa un minuto, y Mario sale de la casa preocupado, la imagen se acerca, y se cuela por la ventana. Rosaura esta contemplándose en un rustico espejo, con tan solo un camisón de algodón, mientras su madre, Helena, que se encuentra junto a Emilia, levanta la voz y dice temblorosa:

-         El vestido que te he cosido… - suspira con una melancolía impregnada - ¡Vas a ganar, serás la flor más bella! – Una mueca de tristeza llena su rostro demacrado por la edad.
-         Yo nunca pude concursar – dice de manera amarga, nunca como reclamo – Tu beldad es impresionante – dice agridulce
-         Siempre haces de todo un medio tuyo, siempre quieres… - no concluye se contiene, recoge su cabello y se sigue mirando en el espejo. 

Emilia sale de la habitación, se dirige al baño improvisado, entra y se quita el camisón, pasa sus delicadas manos por su cuerpo desnudo, lo inspecciona de manera sigilosa, su mano recorre su brazo y parte de su espalda llena de quemaduras. Rompe en  llanto silencioso, la cámara enfoca sus pies, fríos, húmedos, el piso. Su cara desenfocada sigue llorando, cada lágrima que cae de su rostro, antes de estrellarse con el piso se transforma en una diminuta mariposa azul. El baño de pronto lleno de diminutas mariposas parece sofocante, el llanto y rabia contenida se hacen más débiles debido al aleteo de los insectos.

La imagen sigue a la mariposa más bella, que huye del baño donde la vida de Emilia empezaba a desmoronarse, para finalmente entrar por una rendija a una casa totalmente colorida e iluminada, se posa en el suelo y tras un último aleteo se convierte en lágrima. Se abre la toma y contemplamos a Scott, desayunando con Dolores. El ruido de las cucharas, es incesante, desesperante, se rompe el silencio:

-         Y, ¿Por cuánto tiempo estará por aquí Mister Scott?
-         Lo necesario, por ventura, menos.
-         Y si no es mucha indiscreción. Y sin afán de ser curiosa – lo ultimo lo dice con una ironía impávida - ¿Ha que ha venido a Tonto?,  ¿Qué tiene para ofrecerle un pueblo que lleva en su nombre la condena de un río?
-         Que más puede ofrecer un pueblo como este, sino resignación y un tanto de desagravio.
-         Sabe Mister Scott, antes solíamos ser felices por aquí, pero creo que ya hemos olvidado como serlo.

La imagen gira y contemplamos la puerta de madera, insípida, de pronto de la puerta empieza a escurrir resina, espesa, sale de los poros de la madera. El día ha comenzado. La puerta se abre y entra Pablo, la cámara gira y Don Genaro esta desayunando, en la casa sombría y humilde. Mientras Esmeralda parada a su lado, y con el carbón encendido y el comal a su punto le hace tortillas que entrega recién salidas del comal. Pablo saluda cordial:

-         Muy buenos días tenga, Don Genaro
-         Siempre mejores, pero pásale mijo, y siéntese que Esmeralda esta haciendo de desayunar
-         No, Don Genaro, venia de pasadita a darle los buenos días a Esmeralda- Esmeralda sigue haciendo tortillas, y poniéndolas en el comal, mira con esperanza a Pablo, piensa en su futura libertad.
-         ¡Oh! Muchacho testarudo, que se siente. Al cabo se tiene que ir acostumbrado a la comida de mi hija, o que ya se hecho pa’tras.
-         No Don Genaro, la boda sigue en pie, al igual que las cabezas de ganado.
-         Entonces, déjese de chingaderas y acompáñenos a desayunar.

La cámara se aleja, vemos a Pablo retirarse el sombrero y sentarse a la mesa, una charla amena que no podemos escuchar comienza; la cámara se aleja y  contempla la ciudad, viaja  a través de ella y  se vuelve a posar en el río, se escucha el cause, y el cielo se torna rojo violento, el aire se vuelve denso, y de pronto unas gotas del río se elevan al cielo, no en forma de vapor, sino liquidas, entonces el aire se humedece, las gotas se empiezan a multiplicar. La humedad invade el ambiente, todo, ahora, es rocío.

La cámara viaja celestial, y observa desde las alturas al parque del pueblo, en dos dimensiones.

El ajetreo se observa en la ciudad. El parque del pueblo esta siendo adornado, las señoras, con sus vestidos floridos, y mandiles carmelitas, ponen papeles de china de colores, el tapanco tiene su ultima prueba, la bocina ya esta instalada, la flores llegan y empiezan a cubrir el parque. Las campanas de la Iglesia resuenan, la misa de las diez esta por comenzar. La cámara se posa en la entrada de la Iglesia, la gente comienza a llegar, todos un tanto contentos y preocupados, todos charlando, salvo unos cuantos.

La cámara se adentra, la iglesia esta llena, el silencio, la misa comienza, mas no se escucha nada. Helena y Mario están sentados, tomados de la mano. Sus hijas al lado izquierdo del papá. Rosaura, nerviosa y expectante, tirando miradas subversivas Pablo, tratando de captar su atención, coqueta se sabe, sonríe. A su lado Emilia con una mirada gélida atiende al sacerdote con una concentración sobre natural. Sus ojos desgastados por las lágrimas, llenos de una furia sin dirección, contemplan los milagros dominicales. Se sabe incomoda ante el mundo, esta repleta de pecados que la carcomen viva, y en sus ojos se nota que ha comenzado a perder la razón. El padre Ignacio convierte el agua en vino. Más parece ritual que consagración.

La imagen viaja aérea y contemplativa por toda  la iglesia, en un silencio sepulcral. Se detiene y se posa en Susana, una mujer recatada, con un chal negro, que mira distante a Don Genaro, su pulso y mirada se aceleran. Don Genaro saluda con un movimiento de cabeza, acto seguido se torna para mirar a su yerno, mientras Paulina presta atención a los acontecimientos de la iglesia. Todo parece sincronizado, las miradas subversivas, el agotamiento anímico mientras transcurre la ceremonia.  La misa ha terminado. El sonido vuelve, las charlas. El Padre Ignacio, antes de retirarse el micrófono, da un último anuncio.

-         Solo recordarles, que hoy es la fiesta del patrono de la ciudad, vengan a divertirse en familia, y asistan al concurso de La Flor Mas Bella, que Dios los bendiga y acompañe – concluye el padre Ignacio.
-         Amén – unísono y sonoro retiembla al concluir la ceremonia por parte de todos lo feligreses.

Todos apresurados salen del templo, la cámara quieta se queda a contemplar a Dolores y Scott, ambos inmóviles, en la tercera banca de madera. Cuando el bullicio termina Scott se levanta, no sin antes avisar a Dolores que ira a platicar con el padre, camina deprisa y apurado, con una carga invisible en sus hombros, y alcanza al padre, le toma del hombro y lo invita a voltearse, Scott nervioso, sudando frío, hace una seña cabizbaja, y dice casi entre dientes:

-         Padre, ¿Tiene tiempo para una confesión? – concluye frotándose las manos
-         ¿Crees en Dios? – pregunta, no tanto para Scott sino para sí mismo
-         Padre, que vengo a hablar de cosas que a Dios, hace ya tiempo, dejaron de importarle – hace una mueca nerviosa. La cara del padre Ignacio denota no sorpresa, aunque no esperaba el momento, denota sino una expresión dura, el pecado.

Pantalla en Negro.

Acto II
“En el limite del túnel, la luz que ves:
Esperanza no es, sino el recelo a ser feliz”



La cámara abre la imagen, Rosaura se esta probando el vestido, Helena, sentada en una silla apolillada de madera, la contempla. Entra Emilia al cuarto, llama a su madre y se retira. La imagen sigue a Helena, las dos se sienten, una frente a la otra. Se contemplan por un segundo, hay un resentimiento inexplicable en la mirada, se sienten incomodas. Por fin Emilia, rompe el silencio:

-         Mamá Helena, yo se que esto no esta para otra discusión, más sin embargo, se lo pido ya no como un favor sino como un ultimo acto de consideración, interceda ante mi papá – lo dice arrastrando las palabras, como una guerra perdida.
-         Hija, ya esta discutido, solo puedes casarte hasta que nosotros pasemos a mejor vida, por gracia del espíritu santo eres la primogénita, tu deber es cuidarnos de viejos – responde calmada, pero con una amargura tras cada palabra – O es que crees que esto es una clase de castigo por lo que paso.
-         Por favor… – su mano derecha recorre su brazo izquierdo lleno de quemaduras. Su voz se quiebra, un llanto se apodera, no sabe porque llora, más sin embargo, no quiere ni puede detenerse.

Helena se levanta de la silla, despliega su falda arrugada, la mira con un aire de melancolía, y mientras su cara se endurece, observa como cada lagrima salina que derrama se hija se torna en una diminuta mariposa. Antes de entrar a la habitación, la mira como quien mira a un desvalido, y en tono casi reconfortante expresa:

-         Mierda, estas mariposas no saben sino traer mala ventura.

Cierra la puerta improvisada de madera de la habitación contigua, mientras la habitación se empieza a llenar de pequeñas mariposas azules, que poco a poco, se posan en el suelo,  solo para convertirse en humedad. La cámara nerviosa, gira sin parar por la habitación desde el techo, de pronto todo se calma, y después de la extinción de las mariposas, Don Genaro entra a su casa, acompañado de Pablo, y un poco relegada entra Esmeralda.

La cámara sale de la casa, y espera a que Pablo haga lo mismo, el patio, desolado y húmedo, transpira confusión. Pablo sale de la casa, y en una improvisada ducha, comienza a desvestirse, la cámara enfoca distante la planicie que se extiende en los límites del patio, un chirrido de puerta se escucha, la cámara seductora y descuadrada se torna bruscamente y observa a Don Genaro, casi inadvertido prestando toda la atención a  como su yerno se ducha, Pablo conciente de ello, lo hace de manera viril, masculina, nunca seductora sino de manera atrayente. El ritual dura algunos instantes, la enajenación mental de Don Genaro se nota en la forma en como parpadea, y como lleva su mano a su entrepierna. Se escucha un ruido, Don Genaro se gira rápidamente y se adentra en la casa, a su hija se la ha caído una olla de barro, Don Genaro sin decir nada la ayuda a levantar los pedazos de la olla, los apila en una improvisada tarja, y reposa ambas manos en ella, da un soplido casi imperceptible, y contempla a media vista la ventana de la cocina que da exactamente al patio, la planicie que se extiende ante el es sumamente bella, casi diabólica. Don Genaro mueve la cabeza y contempla a Pablo, se da la vuelta y observa a su hija sentada y confundida en la mesa. Pasa por su lado y la despeina. Sale de la Casa.

La cámara contempla como al momento de su padre retirarse, Esmeralda se levanta y comienza a prender el carbón  y a sacar algunos ingredientes para la comida que preparar. Pablo entra a la cocina, solo con un pantalón sucio y húmedo. Toma de la cintura  a Esmeralda, ella se voltea y con una mira angelical, lo mira y las lágrimas se amontonan en sus ojos.

-         Cuanto tiempo falta, ¿Tú sabes? – pregunta de manera ingenua
-         Como dentro de dos meses vamos a ir al pueblo a vender el ganado que ya este listo, y con eso te prometo que nos casamos, y te vas a comprar un vestido blanco, como una paloma – responde manera distante
-         Sabes, ojala y pudiera salirme de aquí ahora mismo
-         Adonde irías chaparra – deja escapar un soplido
-         Sabias que hay más de una forma de matar a alguien, sin siquiera tener que ponerle una mano encima, como lo hizo ese señor
-         El no mato a su propia esposa, fue un accidente, además es tu papá
-         Ojala pudiera renunciar a todo, ojala y supiera como acabar con esta vida que solo sabe sino desventuras – se aferra a su cuerpo, él sigue distante y desinteresado
-         ¿Enserio quisieras eso? ¿Que todo esto se acabara? Pronto, te liberare… solo necesito encontrar la forma -la mira descolocado, sus ojos brillan por primera vez durante la escena, lanza una sonrisa a medias-Yo… me voy a mi casa y los veo en la plaza - responde y mira estático hacia la habitación de Don Genaro, sus ojos resaltan en la pesadez del ambiente.

La cámara advierte de un pequeño y privado jardín a espaldas de la Iglesia, Scott y el padre Ignacio caminar a través de este. Árboles de copas no tan altas, verdes amarillentos, el viento sopla de manera delicada y arrastra polvo y pétalos secos de los árboles. La cámara desciende y se queda estática frente a una banquita de metal verde oscuro, espera, las pisadas se hacen latentes, entran en cuadro: primero el padre seguido de Scott. Se sientan en la gradilla metálica. Scott se arremolina en ella.

-         Supe desde el primer momento en que pisaste Tonto, que eras el mismo joven que llego hace ya veinte años, venias con tu padre, a buscar tierras, apenas eras un adolescente. Se marcharon cual llegaron, en la noche y sin avisar – suelta una verborrea el padre con un gesto duro e incierto
-         Sabe, de toda mi vida antes del ‘episodio’, solo recuerdo mi visita a Tonto, tal ves, aquí si logre ser feliz, aunque fuera momentáneo – su cara refleja la melancolía de los años.
-         Tu padre siempre fue de carácter recio y caballeroso, cautivaba a las damas más hermosas, pero siempre como prioridad sus negocios. – voltea y mira a Scott a la cara, le interesa su reacción y respuesta.
-         Cuando cumplí veintiún años, y mi padre se volvió a casar, mi hogar se convirtió en un infierno. Aun más insoportable del que ya vivía – sus facciones se empiezan a des-encuadrarse, su mirada se hace dura y mucho más expresiva – no soportaba ni un minuto más, simplemente deje de conocerme, yo solo quería una vida en paz… - su rostro se llena de lagrimas - ¿Acaso es pecado aspirar ser feliz?
-         Tal vez. Mas sin embargo creo que no ves toda la pintura, esos años sufriendo, peleando contra ti mismo, no te han enseñado nada, sino odio. Pero también debes saber que gracias a conocer la oscuridad profunda; cuando ves por primera vez una espora de esperanza, esta no se desvanece, sino arde en brillantez – el padre Ignacio se detiene, se para y se gira hacia Scott, este también se para y camina a la salida. - ¡Primero te debes perdonar tu! – le grita de manera paternal – Quien soy yo para perdonarte – concluye en voz baja, sus mirada llena de culpa, besa la cruz que lleva en el pecho.

La cámara se eleva y se observa como cruza todo el pequeño Jardín, entra en la Iglesia, la cámara se sigue moviendo por los aires, atraviesa la Iglesia, y llega al Parque principal, el ajetreo de los habitantes sigue, Scott y Dolores salen de la Iglesia y se pierden por un pasaje de arcos.

La cámara mira al cielo, un azul claro que poco a poco se torna en azul rey. La noche empieza a caer, los últimos rayos de sol tiñen de rojo sangre algunas nubes de cielo, la cámara atraviesa en retroceso el pueblo hasta llegar al río, lo contempla furioso, lleva la energía corriendo por el cauce, algunas chispas de fricción que saltan emocionadas sobre el río, se producen al acarrear las rocas, la cámara se sumerge en el río, para finalmente, y entre todas las burbujas fundirse. Desaparece.

Pantalla En Negro.


Acto III
“No obstante, se alegra de saber
Que es posible dejar de vivir.”
Las Horas, Michael Cunningham



La cámara abre y contempla el Jardín Principal, aluzado por algunos postes improvisados que recorren la totalidad del Jardín. La gente viene y va, el sonido esta desvaneciéndose, apenas audible. Puestos de comida, luces de colores, pequeños juegos mecánicos precarios, parejas que recorren del brazo el lugar, niños que revolotean, y por fin la cámara se posa en el tapanco adornado, la atracción principal. Ahí siete mujeres hermosas con vestidos hermosamente desprovistos de gracia estética, pero de una tradición y brillo espeluznante; están paradas mientras un hombre de traje ridículo habla:

-         Y con Josefina, concluimos esta imponderable demostración de gracia y belleza, ¡Que las votaciones empiecen! – La cámara enfoca a Rosaura, con un aire de divinidad jamás visto, pareciera sacada de un relato bíblico.

Las concursantes se vanaglorian de vanidad antes de bajar del tapanco, la cámara sigue turbiamente a Rosaura, se adentra en la gente, esquiva personas desconocidas, y por fin llega a donde Helena y Mario platican.

-         Hay Rosaura, no hay de que preocuparse, no hay competencia este año – dice un poco entusiasmada Helena, y la toma del hombro y la abraza.
-         Papá. ¿Si gano el concurso, vas a aceptar la petición del hijo de Don Augusto para que nos cacemos? – pregunta picara y ansiosa, con un aire de curiosidad y alivio
-         Hija, bien sabes que eso ya esta arreglado para mediados del siguiente año, no hay de que preocuparse, más bien, ve donde tus amigas, diviértete, que la coronación es dentro de una hora.
-         Mamá, ¿Dónde esta Emilia? ¿Me vio desfilar? – dice ególatra y perspicaz.
-         Fue a donde Isabel, a felicitarla – dice mirando a un lado y el otro, buscándola.
-         Olvídate de ella, y de su estupida rivalidad. Olvídate de ella por un minuto – exclama Mario con un todo exasperado.

La cámara atraviesa a la gente, una multitud reunida alrededor de un puesto de comida, señoras con delantales, destapan ollas de barro, donde se cocina uno de los platillos típicos de México: el pozole. Scott esta oliendo el platillo, con los ojos hinchados, las bolsas formadas por debajo aun están irritadas, al igual que sus ojos. Sonríe de manera excepcional, maravillado por el deleite de la gente. Fascinado por una nueva cultura de la que aprende, voltea a su alrededor, observa los listones blancos con adornos de plásticos de colores, la decoración patria, la bandera clavada en el asta que esta junto en el centro del Jardín. Su cara esta atónita. Hay esperanza en sus ojos.

Scott camina y se dirige a Dolores, la asusta por detrás, ella solo voltea y da una manazo para aplacarlo. Se ríen, comienza una conversación, que no se oye puesto que a lo lejos, un mariachi y una mujer comienzan a cantar el tema de Paloma Negra. La cámara se mezcla entre la gente. Caras distintas, diversión y tristeza, gozo y alegría. La cámara avanza lentamente durante toda la canción, la gente avanza a una velocidad donde solo su rastro puede ser seguido. Llega ha donde Emilia platica con una joven [Isabel].

-         … nunca van a aceptar, debería largarme, salir de este pueblo, que no creo que a alguien le importe – dice llena de tristeza.
-         No crees que te protegen, me refiero a lo del accidente – dice inquisitiva
-         Años han pasado, solo les ha quedado odio. Y ni siquiera se porque – dice duramente.
-         Deberías aprender a perdonar y aceptar – dice un tanto alterada.
-         Me voy a morir aquí, antes que ellos, ¡Y con estas putas cicatrices de mierda! – dice ya enfadada, mientras su amiga se aleja a la muchedumbre. La cámara se aleja un poco y la contempla de cuerpo completo.

Humo empieza a salir de la tierra que la rodea, y alguna chispa de lumbre. Una niña ahora esta en su lugar, asustada. Mira para la derecha, a la izquierda, esta asustada. Al humo se lo traga la tierra a la inversa. La cámara gira, se oye el estruendo de un cohete, vuelve a la fiesta y llega hasta donde Don Genaro con un amigo conversan.

-         Entonces, ¿Ya es un hecho la boda? – pregunta su ingenioso amigo
-         Si, parece que a principios del siguiente año – concluye serio.
-         La vida se va en un abrir y cerrar de ojos, un día estas cargando a los hijos, chiquitos como cachorros, al otro día los estas entregando para que se casen.
-         Y uno se tiene que acostumbrar a la soledad, ¿Qué no? – su cara se entristece y sus facciones se endurecen, sus ojos le pesan, los trata, en vano, de cerrar.
-         Los nietos vienen pronto, y uno no se da cuenta, cuando ya estamos caminando entre pañales y mierda – responde ágil y voraz.
-         ¡Vaya vida! – dice sarcásticamente, y raspa su garganta

La cámara gira drásticamente y ve como se acerca Susana, con un vestido azul, con florecitas verdes. Viene sonriente y radiante, llena de jovialidad, con un aire de frescura que contrasta con la noche. Camina decidida, se detiene a su lado derecho, y lo saluda tímidamente. El voltea y con un ademán la saluda.

-         ¿Cómo esta don Genaro? – pregunta inocente, llena de vida.
-         Bien, platicando las penas – contesta áspero y rudo, el hombre que lo acompañaba se marcha, se pierde entre la gente.
-         Y ¿Dónde anda Esmeralda? – sonríe enamorada
-         Con Pablo, supongo, divirtiéndose – contesta, su expresión se torna seria - ¿Por qué la pregunta?
-         ¿Nunca pensó en volver a casarse? – pregunta inquieta – Su hija ya se va, y usted va a quedar solo, ¿Que va a hacer?, emborracharse diario donde Don Juan, usted necesita una mujer que lo atienda… - dice todo, mientras tiene una taza humeante, muy cerca de la boca, con su mirada nunca dirigiéndose a Don Genaro.
-         Si lo pensé. Pero si una vez se llega a probar una felicidad tan impresionante, no es fácil querer intentarlo otra vez. ¿Sabe? Hace no tanto que fui feliz, en la juventud esta la más pura demostración de felicidad – lo dice con una mueca agridulce, sus ojos parecen recordar algo (¿el que?), desvía la mirada y busca a alguien – Tengo que ir a buscar a…Esmeralda – dice calculador – me encantaría terminar la charla.
-         Un día de estos lo visitare – responde triste - ¡A su salud! – levanta la taza y bebe rápidamente, cierra los ojos, y contiene la desolación que esto le provoca con una mueca agria.

Genaro, se da la vuelta y se pierde entre la multitud, la gente pasa a su alrededor muy deprisa, empieza a acelerar su marcha, se aleja de y sale de la muchedumbre, atraviesa la oscura zanja pastosa que se extiende al final del Jardín. Se adentra al bosque, un poco espeso. La cámara gira y lo sigue, movimientos rápidos, observa los árboles, el río, los arbustos, se escucha una platica, una risa nerviosa. Don Genaro se detiene, contempla el río, casi extrasensorial, parece mágico. Mira hacia su izquierda, su mirada se nubla, la rabia lo ciega. Un Close-up ha su rostro, parpadea inexpresivo.

La escena cambia totalmente, la cámara visualiza, a Emilia, recargada en el ala derecha de la Iglesia, al fondo, casi como un sueño, la cámara contempla la fiesta. Esta sola. En todos los sentidos. Su mirada esta perdida, más sin embargo, sus ojos se tornan rabiosos, se da la vuelta y emprende su camino, recorre todo el Jardín, evitando el contacto directo, la cámara la sigue a cierta distancia, hay un momento donde pareciera levitar. Se detiene, mira para atrás, sonríe forzada, se adentra al bosque. La cámara la sigue, hasta que llega al río, el agua azul y cristalina resalta con el oscuro negro de la noche. Se quita toda la ropa, la cámara, borrosa, observa la visión, y sin premeditarlo, se tira al río. La cámara la sigue. Contempla como nada, como tiene frió, como traga agua y luego la escupe, se ve más liberada, se nota un poco más feliz. La cámara, en la otra orilla del río, observa como un joven llega y se sienta en una roca. Observa solamente. Ella siente su presencia, pero no hace nada.

Estamos en la fiesta, se escucha el resonar de un cohete, el cielo se tiñe de pequeñas motas azules eléctricas. Scott camina hacia donde Dolores, y hace una seña para que se aleje y lo acompañe; se retiran de la multitud, se sientan en una banca verde, y el silencio embarga junto con la oscuridad.

-         Cuando llegué a este pueblo – comienza con una voz ronca – siempre me pregunte que tendría de especial para ser lo único que recordara de mi infancia, ya me di por vencido, quizá, sea mejor no saber esa verdad.
-         Yo supe desde el primer momento en que pisaste Tonto, que eras… el hijo de ese señor – dice afligida.
-         ¿Ha usted le hizo algo? – pregunta sorpresivo
-         Cuando un hombre llega, nunca llega solo del todo, su ‘famita’ siempre lo acompaña, los forasteros no saben sino perturbar – dice un tanto dubitativa
-         En toda mi vida, creo, que el día que por fin desperté, y me sentí libre por primera vez, supe que terminaría así. De alguna manera no podemos escapar de lo que hemos sido toda nuestra vida ¿O si? – responde preocupado
-         No importa si somos cual queremos, pero si que al menos nos esforcemos. Hay siempre posibilidades, sin embargo el hecho de que estén ahí nos debería ser suficiente. – sentencia rápido y melancólica.
-         Desearía que todo esto se acabara… yo nunca quise… - la cámara desde el suelo enfoca su rostro pálido, sus ojos llorosos, Dolores se levanta y camina en dirección a el Jardín, antes de desvanecerse le grita.
-         ¡Aun te tienes que enfrentarte a ti mismo!


La cámara se adentra en la oscuridad, y en medio del bosque se encuentra Don Genaro, contemplado la profanación de su hija a manos de su prometido. Con el vestido semi-retirado, y con el camisón de lado, mientras Pablo, sin camisa, lo ve, se miran. Genaro, esta furioso, no sabe porque, camina arrebatado, y grita: ¡Quita tus manos de encima!,  y aparta a Pablo de las manos de su hija, Pablo  sale medio tropezado, y se aleja, entre los árboles. Esmeralda se acomoda el camisón de manera súbita, y Don Genaro solo voltea, la abofetea de manera contundente, las respiraciones se aceleran, la toma de la cabeza, y la golpea contra la piedra que esta detrás de ella, una y otra vez. Esta acelerado, cuando la sangre deja de escurrir de sus manos y de la piedra, toma el cuerpo desfigurado, y lo avienta al río, la cámara se adentra con el. La sangre comienza a gotear dentro del río más sin embargo no se diluye, solo para que cada gota transformarse en pétalos de rosa, que empiezan a reemplazar el agua del río.

La cámara sale y contempla a Don Genaro, sentado, se nota pensativo, sin embargo no se nota triste, se siente aliviado. Tiene la camisa de Pablo en su mano, tiene todo, nada le falta. Sonríe de manera plena, sabe que todo ha terminado.

 La cámara se adentra entre la espesura del bosque. Y halla a Emilia, extasiada, desnuda y con sus cicatrices vivas. Junto al mismo joven, ambos recostados, desnudos, sobre el pasto húmedo por el rocío. Ella de pronto comienza a reírse, es incontrolable, y el se une, su risa es genuina, pero de pronto se detiene.


-         Apenas te conozco y ya eres la persona más importante de mi vida – y suelta un soplido recio
-         No te acostumbres, siempre es lo peor – dice mirando hacia el río
-         Hace mucho que perdí la esperanza de todo, pero creo hoy, en realidad, he empezado a vivir. Míranos, este pueblo, desolado, perdido en medio de la nada, sorprendido por los avances estupidamente humanos. Somos un montón de gente ordinaria, que desperdiciamos nuestras vidas tratando de ser extraordinarios. – dice totalmente segura, añadiendo muecas amargas – Cuando en realidad lo que queremos, es simplemente, no sé, ser como en realidad somos. Simples, llenos de defectos, personas que encontramos a un concurso de belleza impresionante y que sin embargo encontramos a la naturaleza aburrida.
-         Creo que te han hecho madurar de forma afilada
-         Y también gratuita – añade como un gesto amable y dibuja una sonrisa
-         Es una maldición estelar – añade preocupado
-         No hables, solo escucha el primer latir de mi corazón, solo enfrenta la oscuridad,  se quien puedas y no quien quieras…  

Se levanta del césped, camina y se pone rápidamente su fondo beige, y se adentra al río, se sumerge y emerge de manera distinta, hay felicidad en su rostro, mira hacia donde hace un momento estaba recostada, no hay nadie, sonríe, se sumerge nuevamente, y emerge en un río de pétalos de rosas. La cámara contempla el imponente río, lleno de pétalos de rosa. Y luego se eleva, fuegos pirotécnicos explotando en el cielo, lo tiñen de colores, de nuevo en negro.

La cámara enfoca a Scott, dormido en la banca verde, duerme, el cielo esta gris, pero se intuye que pronto va a amanecer. Una mariposa azul vuela sobre su rostro, se posa en su nariz, se convierte en rocío. En su casa Dolores prepara el desayuno. El padre Ignacio esta vistiéndose para la misa de Gallo. Después se enfoca a Don Genaro dormido a la orilla del río, con la camisa envuelta en una mano, duerme tranquilo, manchado de sangre; todo ha acabado. Pablo esta en la casa de Don Genaro, en su cama, despierto, solo espera. En su casa Elena y Mario duermen, Rosaura esta triste en su cuarto, llora inaudible con su corona puesta y su ramo de ganadora destrozado por la habitación. Por fin vemos a Emilia, con sus pies remojándose en el río, esta despierta (en todos los sentidos), se sabe ingenua y feliz. El sol comienza a salir. Empieza un nuevo día.

Pantalla en Negro. Letras en blanco:

“Basado en Emociones reales”


Fin.

Notas del Director
-         Sobre la Banda Sonora:
1.- Always Returning, abre el film, mientras la cámara sobrevuela la ciudad, y hasta que el alba despunta.
2.- All Imperfect Things, suena durante la misa, cubre cualquier sonido que pudiera escucharse.
3.- The Garden Meeting empieza a la mitad de la conversación entre Scott y el Padre, y termina hasta que se sumerge en el río.
4.- The Floating Bed suena al principio del tercer acto, antes del concurso. Y varias veces durante este: en especial cuando la cámara se funde entre la gente.
5.- Paloma Negra suena solamente donde esta especificada dentro de la Obra.
6. - Harvey’s Last Day concluye el film. Después de que la cámara observa a Emilia, y observa un Nuevo amanecer, justo hasta los créditos.
7.- End es escuchada cuando Emilia se va de la fiesta y se va a nadar al río.
8.- All Right, suena durante los créditos.
-         La Fotografía esta ideada a usar colores fríos en su iluminación, aunque durante las escenas mágicas la fotografía es aun más plana. Con colores calidos, pero opacos. A lo  Emmanuel Lubezki.
-         La Edición entre algunas escenas se da durante un acontecimiento sobrenatural, la escenografía del momento parece no cambiar: aunque ya se encuentre en otra casa.

10 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, aunque no entendi muy bien el personaje de scott, me quedo con la profundidad de la historia de don genaro y su hija y la tristeza de emilia, grandes momentos tiene la historia, en verdad buena

    que bueno que méxico tenga historias en este festival, suerte paisano

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  2. Una historia compleja que nos habla sobre la felicidad! Con un realismo mágico muy al estilo Garcia Marquez, aunque en sí no entendí algunas cosas y me dejó con cierta intriga, me ha gustado mucho.

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  3. Uy, Uy a ver! es tan difícil llevar el realismo mágico al cine!, de hecho las que he visto como "La casa de los espíritus" o "Como agua para chocolate" o "El amor en tiempos del cólera" mismo, no me han gustado. Por eso ya me parece una apuesta genial y arriesgada!. Debo confesar que aquí desde la música hasta esos elementos sobrenaturales encajan muy bien y la forma en que se marcan los movimientos de la cámara hacen que sea muy vívido todo. Mi única desazón es que no se revele un poco más sobre Scott o el incendio, pero habré de releerla por si es que yo no la entendí.
    El reparto un lujazo, es espectacular que se apele a un reparto bien latino en esta obra... Me encantó!

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  4. Una obra arriesgada y genialmente narrada.
    Cabe destacar la forma en que escribes e indagas en una historia que aunque no quede del todo clara resalta por la grandeza de su contenido.

    Felictaciones.

    Saludos!

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  5. Gracias x las criticas contructivas. Que bueno que almenos se la hayan leido toda. Jajaja
    Pero wueno. Kreo la intencion de mis dos obras es el misterio. Cuando lean la otra se sentiran con cara de WTF!, creo es más confusa haha

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  6. Una peli que Buñuel no alcanzó a hacer, tal vez...La he visto bastante por ese lado, es bastante promisora en lo que es a mención especial tanto del público como del jurado; un premio que creo que es más importante porque otorga con presala a aquellos filmes que por su vanguardia, experimentalismo o innovación de la imágen llegan a ser muy recordados.

    Ya verémos si tu segunda obra le gana, Arturo ;)

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  7. realismo mágico inunda tu obra, quizá por eso no terminó de absorberme totalmente. Y es que muchas pelis así, siento que estarían mejor enfocadas a una obra de teatro... Aún así, no deja de ser buena, y Sergio tiene razón, una mención especial ya sea del jurado o del público estaría muy bien merecida!

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  8. Como describis esa magia con la cámara me pareció genial, y todo aquello fantástico que le incorporas a la trama. Una trama, desde ya enigmatica, desde la historia hasta en la forma de hacernos conocer a los personajes.
    Lo que nombras sobre la escenografia en "notas del director", esto de parecer el mismo lugar y luego deducir que no, es parte de la magia que tiene la historia!!!
    Yo también quisiera saber más sobre esas quemaduras, Scott, la mujer de Genaro. Y hasta porque Pablo se queda alli, sin hacer nada ;-(
    Una propuesta, como dicen todos, arriegada.
    Me gustó mucho!!!

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  9. Arturo se impone como maestro de descripciones: hay algunas imágenes impagables, como Genaro viendo desnudo a Scott. El reparto es bueno, noto la mano de un escritor y de un excelente director... pero la historia no me ha acabado de atrapar. Aún así, debe tener varias nominaciones.
    Saludos!

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  10. No lo dije cuando la lei pero esta obra me encanta. Una de las mas recomendables del festival por su fuerza descriptiva. Con una fotografia uy cuidada y ese gran reparto aqui hay una gran pelicula y un escritor con talento para muchos años. Felicidades.

    Saludos

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